Debatir sobre los modelos fiscales de los países de la Unión Europea te obliga a reconocer que hace falta una cierta armonización para evitar los líos que supone, en un mundo globalizado, tener que adaptarse a normativas diferentes para hechos impositivos similares. Pero de nuevo nos encontramos con cambios en la normativa fiscal en España.
Esta manera de legislar en las últimas semanas de cada año, ha sido común en muchos Gobiernos, se hizo en la época de Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda, y se está haciendo ahora siendo ministra María Jesús Montero (será por la casi coincidencia del apellido). Debe ser que a los gobiernos les gusta generar inseguridad jurídica en los contribuyentes. La penúltima (no me atrevo a decir la última) jugada, ha sido la aprobación del 'Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas' y los transitorios que afectan a Banca y Compañías energéticas. Vende mucho lo de hablar de grandes fortunas y de gravar 'temporalmente' los grandes beneficios de bancos y compañías energéticas.
Como se consideran grandes fortunas a los que tengan patrimonios de más de 3 millones de € y esa cifra no la suele tener el común de los mortales, pues a muchos les sonará bien. Y no digo lo de la Banca y Eléctricas, encantados de que se castigue a los que suben los tipos de interés de las hipotecas y la factura de la luz, sin entrar a debatir si la culpa la tiene la subida del euríbor y el incremento de los precios del gas y del petróleo, sin olvidarnos de que, como somos muy ecologistas, impedimos que se incremente la producción de energía de origen nuclear, dejando este pastel para que se lo coma Francia con buen aprovechamiento.
Que estas cuestiones no se debatan con tranquilidad, para establecer medidas a largo plazo que aseguren modelos que generen ingresos al Estado, para mantener el Estado de Bienestar, impide que haya seguridad jurídica que atraiga inversiones y que disuada de que haya contribuyentes que se lleven sus ahorros a países menos veletas.  Y, en el fondo, el objetivo del 'Impuesto de las Grandes Fortunas' es impedir que haya efecto llamada, por las comunidades autónomas que han bonificado la cuota del Impuesto de Patrimonio, que encima están gobernadas por el Partido Popular. Afectará a unos 23.000 contribuyentes y generará unos 1.500 millones de euros de recaudación, que no es cifra baladí, pero ¿cuántos millones se irán fuera de España y cuantos se lo pensarán antes de venir?