Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


La amenaza fantasma

30/04/2021

Con tres sobres, siete cartuchos y una navajita el ‘Bloque Antifachita’ se ha montado la ‘Amenaza Fantasma’. Un insensato delirio de sobreactuación para proclamarse víctimas y convertirse en heroicos combatientes contra una gigantesca e interestelar coalición de fuerzas oscuras y perversas. El fascismo universal que con inmensas legiones de clones ultraderechistas avanza incontenible por España y tiene ya abducida a más de la mitad de la población, tirando por lo bajo, cuyos cerebros ha infectado.
Todo ello, por supuesto, certificado con infalibilidad papal por ellos. Pues ellos son la verdad absoluta, la bondad universal y la blancura inmaculada corporeizada en el gran conductor del pueblo por cuya boca habla el bien y a quien hay que seguir ciegamente so pena de caer en el lado oscuro de la fuerza y ser arrojado a las tenebrosas tinieblas exteriores como sabandija subhumana sin derecho alguno. Ni a quejarse siquiera.
 El aquelarre montado por la recepción de los sobres-que, eso sí, destapa un fiasco absoluto de la seguridad- ha sido tan descomunal y desproporcionado que no podía tener otro final que el que está teniendo. Aquel que indicaba el Buen Inquisidor, Alonso de Salazar, quien acabó con los masivos procesos de brujería: Que las brujas solo existen cuando todos comienzan a hablar y a creer en ellas. Y se reproducen por imitación y efecto llamada.
  Las amenazas de ese jaez han sido moneda común desde siempre en el ámbito político. No existe nadie con relevancia a lo largo de todo el periodo democrático que no las haya recibido y no solo políticos sin cualquier persona con alguna notoriedad o en función de su empleo. En el periodismo son moneda común y no hablo por boca de ganso.
 Pero en esta ocasión y al contrario que lo que siempre por convicción, por prudencia y por consejo policial se hacía, se ha clamoreado y exhibido con absoluta impudicia y buscando con el ello enfangar a los contrarios y sacar tajada electoral del asunto. Por poner dos ejemplos, recuerden el comportamiento de Rajoy que recibió miles, no exagero un ápice y no consintió en darle publicidad. Hasta sufrió en plena campaña una agresión física a la que ni siquiera presentó denuncia. O el de Alfredo Pérez Rubalcaba, que también las tenía a puñados, y que se negó y exigió a su partido que entonces era muy otro, hacer lo propio pues ello, como bien sabía, tan solo conducía a esparcir el virus, entorpecer la investigación policial y provocar un efecto de emulación y llamada. Cartuchos también recibieron, que se sepa, Rita Barberá y Javier Arenas, que para nada montaron este circo.
Pero Pablo Iglesias se lanzó al centro de la pista y concitó a todos los focos para que lo alumbraran. Hizo un collage con el sobre, con ese extraño y triple estampillado de ‘A su procedencia’ y las balas y lo quiso convertir poco menos que en el ‘Gernika’ de Picasso. Esa era y es su intención, en convertir el incidente una implosión estelar y montarse en ella para salir de la sima electoral en que está metido. Consiguió llevarse del ramal a un Gabilondo, cada vez sometido, a un Marlaska, en desparrame creciente, con su directora de la Guardia Civil de acólita y a la ministra Reyes Maroto con su navajita plateada que se unió alborozadísima al cortejo. Tanto que ni siquiera la inmediata constatación de ser obra de un pobre enfermo mental, que se cree agente secreto y lleva año socarrando con misivas a embajadas y personas, no la hizo bajarse del burro y ahí sigue en el papel de heroína ante la amenaza fascista.
Para todo ello la ‘Gran Coalición Anfifachita’ sabía que podía contar y no le ha fallado, con la inestimable y ardorosa colaboración de la ‘Brigada del Agitprop’, especialmente del ‘Batallón Televisivo’ que de inmediato se lanzó a convencernos que estábamos en algo similar a la Batalla de Stalingrado, porque ellos son más fans de esta que de la de Normandía y que íbamos con los nazis si no les votábamos a ellos.
 Todo el escenario, los focos y los altavoces han funcionado a la perfección. Pero algo parece haber fallado, aunque eso habrá que convertirse en hecho, que es el voto, el día 4 pero por lo que cantan ahora las encuestas el problema para la comparsa es que no ha colado, que ni el protagonista ni el coro convencen y a pesar de la claque los espectadores están que bufan. Aunque no faltan quienes se temen que falte aún una mascletá y un estallido ensordecedor como final.
 Lo que ya tenemos es el resultado del efecto llamada. El sobre también con balas, detectado, esta vez sí, por los Mossos en Cataluña con destino a Madrid y a Ayuso junto a otro, de nuevo para la dirección de la Guardia Civil por una vez interceptado por el escáner de Vallecas, son la mejor prueba de a lo que conduce el disparate.
 Sin embargo, en todo esto, que podía ser y es risible, hay un fondo terrible y miserable de desmemoria y de miseria ética. En todo el sainete apareció, encima, un diputado de Bildu, que dijo haberse sentido ‘inquieto’ porque el mismo remitente del escorial a él le había mandado ¡una película de Agatha Christie! Que cosas: Los herederos de una banda terrorista, a cuyos asesinos agasajan y cuyas matanzas consideran que fueron útiles y necesarias, asustados por una novela de crímenes.
 Y que cosa tan miserable es esta. Esta  pantomima, este desvergonzado y ridículo aquelarre en esta España de memoria de pez, con  853 asesinados, con miles de mutilados y heridos con centenares de miles víctimas cercanas, extorsionados y amenazados con tantos que han sufrido y resistido con dignidad y silencio el dolor y ahora la humillación de ver a sus verdugos mimados y enaltecidos y a sus voceros presumiendo de amasar el pan del Gobierno Gobiernos, los  ‘hombres de paz’ con los que se abraza, de quienes es máximo cómplice y valedor Pablo Iglesias y con quienes los sanchistas, su encendida Adriana lastra a la cabeza,  celebran pactos y comiditas.
 Quizás esto sea, de todo este espectáculo, lo más repulsivo. Porque esa amenaza verdadera y siniestra, fue pan nuestro de cada día y, para muchos, mortal luego. Y para tantos y tantos opresiva y aterradora. Gentes de todo tipo, edad y condición. Hombres, mujeres y niños Guardias civiles, policías, militares, políticos empresarios, trabajadores, jubilados…Y periodistas, que de eso no quiere acordarse la ‘Brigada del Agitprop’ como López de la Calle, un antifranquista con cinco años de cárcel a sus espaldas o directores de diarios vascos a quienes segaron sus vidas. Con otros lo intentaron, con Luis del Olmo seis veces, el sobre de Carlos Herrera traía la bomba, que no estallo de puro milagro, y otros no pudieron vivir sin escolta pues se sabía que estaban al acecho. Uno mismo aún guarda el espejito con mango que me proporcionó la policía para mirar cada mañana los bajos de mi coche tras descubrirse que el Comando Madrid me tenía en su lista y disponía de mi dirección, mis itinerarios y no sé si hasta del nombre de mi perro. Eso eran amenazas.
  Estas lo son, desde luego. Pero clamorearlas como parte de una tremenda conspiración fascista y señalar a los partidos políticos rivales como inductores de la misma es peor que un disparate, es una atrocidad y una inmensa falacia. Que campaneada por algunos de ellos, para los que la violencia es ‘buena’ si la ejercen los ‘suyos’ y por la ‘causa’ resulta un insulto.