Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Con la cruz a cuestas

11/03/2021

Aquel 14 de marzo de 2020, fecha del primer estado de alarma, no imaginábamos lo que se nos venía encima. Conviene recordar que por aquel entonces existían certezas de esa amenaza que cambió el mundo, pero quienes lo sabían se relajaron y después vinieron las prisas, el encierro, los miles de fallecidos, el caos, el derrumbe económico, con un desorbitado número de parados, y las colas del hambre. Qué les voy a contar.
Si echamos la vista atrás, nos cuesta reconocer lo que hemos padecido, lo que hemos perdido, lo que hemos superado. Cierto es que los errores del principio se pueden excusar, salvo por quienes perdieron a algún ser querido, que están en su derecho de clamar por esa vida que se fue en absoluta soledad. Doce meses después, con vacuna incluida, la cosa cambia. Es sangrante que los gobiernos, 17 o 18, si contamos al Sánchez-Iglesias, sigan poniendo en marcha medidas incoherentes, frente a los sufridos ciudadanos que les hemos dado carta blanca con una fe casi religiosa, con la cruz a cuestas, mientras deambulamos en una sociedad radicalizada que amenaza con socavar las raíces de una convivencia que ha sido ejemplar en las últimas décadas.
Lo que he visto en Castilla-La Mancha en este infausto periodo es que la sanidad pública ha hecho aguas, que seguimos sin consultas presenciales en atención primaria, que las citas de los especialistas se han retrasado a veces más de un año y que se ha colocado una placa en el nuevo hospital Universitario de Toledo, con enfermos a cuentagotas. En el complejo hospitalario ni los servicios de atención al paciente responden ni se atienden con agilidad las reclamaciones de los usuarios que tanto aplaudieron en los balcones.
Casi 3.000 personas han muerto en las residencias de Castilla-La Mancha, según el Imserso, porque el gobierno de Page, quizá consciente de su nefasta gestión y con la excusa de que esos datos crean alarma, no ha tenido la capacidad de dar respuesta a esta tragedia ni de dar cumplimiento a la transparencia que le exige la ley. Ahora, cuando casi todos los residentes han recibido las dos dosis de la vacuna, han pasado la covid y llevan doce meses poco menos que encarcelados, algunos siguen sin poder recibir las visitas de los suyos con la excusa de que hay trabajadores que no se quieren vacunar y no se cumplen las ratios establecidas en el decreto de Sanidad. Esto es indecente. Simple y llanamente, en una expresión del propio Page.
Pues sí,  hemos perdido la confianza en los gobiernos, en los sindicatos, que han brillado por su ausencia, y en buena parte del sistema que nos sustenta, tras comprobar que el poder nada tiene que ver con el talento. Ni siquiera con el sentido común. En esto, ha llegado el 8 de marzo y nuestras castigadas mentes han escuchado mensajes manidos y faltos de credibilidad de esos mismos que incumplen sus deberes. «La igualdad es una industria en positivo», ha dicho Page. Y la alcaldesa Tolón ha proclamado que «es feminista porque cree en la igualdad y la libertad». Amén. ¿Qué hay de Vega Baja? ¿Qué pasa con la ciudad de Toledo? ¿Hay algún proyecto para su reactivación? A ver si en su próxima camiseta de influencer encontramos alguna pista.