Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Vacas que filosofan

16/09/2021

Viajando en coche por Suiza te das cuenta de que es un país organizado en el que todo está cuidado y previsto. Tal vez sea por eso por lo que a los suizos se les ve tranquilos y seguros, muy laboriosos pero dedicados a sus cosas apaciblemente y viviendo la vida. No es extraño verles disfrutar de la naturaleza, haciendo los deportes más variados en sus impresionantes montañas, pasando la tarde leyendo un buen libro a la orilla de un lago o celebrando la puesta del sol con una copa de vino en alguno de sus bellos jardines.
Incluso las vacas, que son parte intrínseca del paisaje suizo diseminadas por los prados de los valles y de las cumbres, transmiten ese sosiego. Buscarse el sustento no les cuesta demasiado trabajo porque los pastos son abundantes, variados, nutritivos y frescos, por lo que pasan la mayor parte del tiempo echadas plácidamente sobre la hierba, rumiando y contemplando como va pasando la vida. Bien es verdad, que ese descanso, en apariencia filosófico, es parte de su tarea, pues de ello depende su producción de leche. De hecho, uno de los indicadores de comportamiento que se utilizan para evaluar el bienestar de las vacas lecheras es el tiempo que permanecen echadas, pues a mayor tiempo de descanso, más eficiente es la rumia y mayor es el aporte sanguíneo a la ubre.
Aunque probablemente si filosofan será sobre su realidad y no sobre la nuestra, no han dejado de recordarme a la ‘lectura rumiante’ a la que se refería Nietzsche en La genealogía de la moral. Emplear tiempo en la rumia de lo que aprendemos, del conocimiento avalado y de las buenas lecturas es imprescindible para interpretar con acierto lo que contemplamos y reunir argumentos suficientes para forjar una opinión e incluso filosofar. Útil para tratar de descifrar la razón de lo que acontece, el por qué de su aparición y cómo podría influir en nuestra existencia.
Este arte de rumiar, algunos llevan tiempo aplicándolo a la reflexión sobre la realidad europea. Poco a poco se percibe como va debilitando su posición en un mundo que huye de un orden internacional basado en reglas, lo que Afganistán, trágicamente, ha vuelto a poner de manifiesto. El equilibrio mundial ha variado. La UE se siente vulnerable, desorientada al albur de presiones de países, que aprovechan su dependencia asimétrica para conseguir sus pretensiones geopolíticas y geoeconómicas e incapaz, por el momento, de actuar autónomamente en un mundo donde la apertura y la cooperación internacional, señas de identidad de la UE, han dejado de tener valor.
Se han abierto debates filosóficos, terminológicos y políticos entre los países miembros para definir cuál debería ser el papel de la Unión Europea. Cómo conservar su soberanía estratégica, incluyendo la intervención militar para evitar que la inestabilidad de sus vecinos amenace su territorio, y cómo recuperar y fortalecer su poder de negociación para actuar conforme a sus propios intereses y valores, que no pueda confundirse con la búsqueda del proteccionismo y el aislamiento internacional.