Siempre a vueltas con los titulares de las columnas, del de hoy sé que no está  bien visto escribir en las cabeceras ripios, tontos y fáciles, pero ¿qué quieren? me dio por ahí y aquí está impreso  en La Tribuna. El caso es que había una manifestación convocada para el 11 de julio, no sé cómo habrá salido porque entrego mi escrito el mismo once y no soy adivino; aunque me temo que por mucho éxito que haya tenido, por mucho que los talaveranos hayan protestado y querido hacer oír su voz, el resultado será como siempre una atroz y pavorosa decepción como suele pasar, como invariablemente ocurre, como toda la vida; en Talavera no aprendemos que a los mandamases les importa una higa lo que hagamos en la ciudad para mostrar nuestro enfado y nuestra oposición así sea sólo en la calle mostrando nuestra impotencia, o haciendo lo que hagamos. La gran afluencia de talaveranos, gente de la comarca, hasta portugueses, en la famosa manifestación en favor del Tajo fue histórica y ya vieron la prisa que se dieron en Madrid, en Toledo y en todas partes para cambiar las cosas: cada vez estamos peor.  Aunque luego hay colas para votar que dice mi amigo Miguel (Méndez).
Se trata de exigir el cumplimiento  del protocolo sobre el soterramiento del AVE firmado por el Ayuntamiento talaverano, la Junta y el Ministerio de Fomento que parece que se quieren pasar ahora por el forro; como siempre  que está Talavera por medio vamos, en la presente ocasión entran en la protesta, la parada y soterramiento prevista para Toledo, la amarga experiencia de Puertollano, la necesidad, según sus planes, de dividir la ciudad en dos y otras cosas tan divertidas y simpáticas como estas que escribo.
Muy bien lo saben los regantes murcianos que se manifiestan en Madrid para armar el pollo cuando quieren recortarlos medio litro de agua, llevando jamones y todo para regalárselos a los que haga falta. Los talaveranos no aprenden que las manifestaciones en Talavera no valen para nada sencillamente porque no molestan a nadie ni tienen ningún eco más allá de Illán de Vacas. Se trata del viejo dicho que asegura que si la montaña no va a Mahoma, es Mahoma quien va a la montaña, en este caso una buena manifestación hay que montarla en Madrid o Toledo las que se hacen en Talavera les dan igual. Hay razones sobradas, desde el primer intento que sacaron de la manga para que el AVE no pasara por Talavera hasta las mejoras prometidas por la sustracción Tajo que nunca volvió.
No soy pesimista, desgraciadamente lo que soy es realista; si la manifestación ha sido un éxito, verán el caso que nos hacen esta vez.
El mismo de siempre.