Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Espadas en alto

22/11/2022

Al comienzo del mes de agosto, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, afirmaba que "la coalición electoral", entre Sumar y Podemos "se va a dar sí o sí". Era el primer síntoma de que las cosas entre la vicepresidenta segunda y líder del proyecto "Sumar" y el partido creado y vigilado por Pablo Iglesias no iban como preveían los morados, ante la decisión de Yolanda Díaz de armar un movimiento social que superara los partidos políticos. La ministra de Trabajo, quería aunar a todas las fuerzas de la izquierda, pero sin hipotecas ni tutelas.  

A partir de ese momento, cuando Podemos decidió no quedarse al margen de las intenciones de Yolanda Díaz, que había dado muestras de distanciamiento de sus compañeras de Gobierno de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, a las que ya las había marginado en la presentación de su proyecto en Valencia y Madrid, las tensiones no han hecho sino aumentar hasta que en el mes de noviembre han estallado para llegar a un punto muy cercano al de no retorno.  

En la Universidad de Otoño de Podemos "La Uni", Pablo Iglesias lanzó la primera andanada contra Yolanda Díaz al pedir "respeto" para su formación, que la había aupado al Gobierno y luego el mismo la había señalado con su "dedazo" como candidata la presidencia del Gobierno por el espacio a la izquierda del PSOE. Luego llegaron los insultos: "Ponerse de perfil cuando machacan a una compañera no solo es miserable y cobarde, sino políticamente estúpido", dijo Iglesias por la actitud de Yolanda Díaz de no defender a capa y espada a Irene Montero tras el fiasco de la aplicación de la ley del solo sí es sí.  

En estas circunstancias se encuentra el espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE, una vez más al borde de la división y jugando al juego de la gallina, a ver quién es el que más tarda en frenar ante el precipicio que supondría acudir con dos listas disputándose el mismo espacio político si no hay acuerdo sobre las listas electorales –las diferencias programática habría que buscarlas en los matices aunque son capaces ambos de agrandarlas- y qué puestos ocupan los candidatos procedentes de Podemos. Las elecciones autonómicas y municipales a las que no concurrirá Sumar, pero en la que ya se están dando procesos de confluencia en algunos lugares, todavía sin que sirvan para establecer un modelo, puede dar algunas pistas sobre un futuro que hoy por hoy apunta más por la ruptura que por el acuerdo. 

La respuesta de Yolanda Díaz al que fuera su compañero en el Gobierno ha sido la displicencia y su voluntad de no distraerse con el ruido y los jaleos. Pero a estas alturas la inspiradora de Sumar ya sabe que no puede prescindir de Podemos como organización para la configuración de su plataforma, porque es la que aporta la mayor parte de los votos a su proyecto y más aún cuando forman parte de ella otros partidos como Izquierda Unida y el PCE, Compromís, Más Madrid y En Comú Podem, con los que Podemos se ha disputado el espacio electoral en unos casos, o cuando son escisiones de la matriz morada en otros. Pese a la confluencia de esos partidos pequeños, Sumar va a salir al ruedo electoral con el déficit de la implantación territorial un hándicap que ya sufrió Podemos, lo que propició sus últimos batacazos electorales.