Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Conducir mirando atrás: un tortazo

27/05/2022

Llevan toda la legislatura viviendo de juzgar la historia: Franco, la corrupción del PP, los 'piolines'… y el rey emérito. La razón es bien sencilla: cuando alguien carece de todo mérito, trata de sostenerse con el demérito ajeno.
La tropa que nos gobierna, mezcla de vividores, indocumentados y alguna cursi, tienen el «enorme mérito» de haber colocado a España en la cola de todos los progresos y a la vanguardia de todas las desgracias, amén del crecimiento de nuestra deuda, que cada día bate récord. Obviamente sus obras les retratan y a algunos/as con una rapidez que no se esperaban. ¿Recuerdan cuando la señora ministra de economía se negó a posar, porque en un acto de empresarios todos eran hombres menos ella? Fue un acto heroico a favor de la mujer… A los pocos días tuvo que compartir pluma otros tres varones, algunos de los cuales vino con la esposa que mejor le pareció, porque tiene varias. Se la tragó doblada. Podía haberse negado a firmar o haber pedido que la relevaran de acto tan antifeminista, pero no, allí estaba para dar fe de que lo hecho con los empresarios españoles era solo una pose falsa, falsa y cursi.
Ahora el tema estrella de nuestro gobierno es el rey emérito. La palabra emérito significa que ya no se es eso de lo que se es emérito. Es decir, un rey emérito no es rey, lo fue y conserva alguno de los honores, pero ya no es rey, igual que Franco ya no es dictador, simplemente no existe.
Esta estrategia de vivir el pasado, en lugar de explicando el presente y programando el futuro, es un recurso para estúpidos. Es obvio que el agua pasada ya no moverá el molino y además la Historia está para escribirla y aprender de ella, pero no para juzgarla. Si hiciéramos eso, ningún antepasado, por muy santo que hubiera sido, se libraría de la quema: como poco serían machistas, amantes de la caza e incluso de la fiesta taurina, sacrilegios mayores para nuestros progres.
Cuando a alguien se le nombra emérito, es porque se entiende que su labor pasada, siempre pasada, ha sido globalmente positiva. En el caso de nuestro rey emérito, ese que ya no es rey, pienso que la sociedad no es ciega y conoce perfectamente los errores que ha cometido, seguramente porque sus tiempos ya pasaron y no calibró el momento que vivía, pero también es consciente de que ha prestado enormes servicios a la reconciliación de los españoles y a la modernización de España. La mejor prueba es que, habiendo heredado un estado autoritario, ahora podemos hacerle las críticas más severas, y hasta llegar al insulto.
Una sociedad madura, no debería caer en este ejercicio de ocultismo que practica el gobierno, para hacernos mirar la obra pasada y siempre negativa de otros, con el fin de que nuestra vista no se pose en la suya. Estoy convencido de que esa retórica prestidigitadora ya está pasada de moda. Los tiempos en que cualquier cosa se justificada tildándola de progresista o se denigraba marcándola de fascista, ya han pasado. El problema es, que con tanto mirar al pasado, nuestro gobierno niega su acción presente y no ve el futuro y el resultado es el mismo que quién conduce mirando solo al retrovisor: tortazo seguro.

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