Un golpe económico en el peor momento

Agencias
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La ruptura con Argelia quiebra un comercio de casi 6.800 millones de euros, pone en riesgo el 24% del gas que consume España y congela los pactos en inmigración ilegal y terrorismo

Un operario, junto a las tuberías del gasoducto que une Almería con el país africano. - Foto: Carlos Barba (EFE)

Tras meses de tensión la cuerda se ha roto. La ruptura con Argelia por el viraje del Gobierno español con el Sáhara tiene un claro impacto tanto en el terreno económico como en los acuerdos políticos de cooperación. La decisión de Argelia de suspender el Tratado de Amistad con España amenaza con hacer más incierta la estabilización de los mercados energéticos y, por ende, la recuperación de la industria, que encararía su tercera crisis reciente, tras la pandemia y la guerra en Ucrania.

Ambos sectores desempeñan un importante papel en las relaciones comerciales bilaterales, como muestran los datos del Ministerio de Industria, según los cuales las exportaciones españolas al país magrebí rondan los 2.000 millones de euros el pasado ejercicio, mientras que las importaciones se aproximaron a los 4.800 millones.

En la tarde del pasado miércoles, el país norteafricano suspendía con carácter «inmediato» el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, firmado hace veinte años durante del Gobierno de José María, cuatro meses después de que Madrid respaldara la propuesta marroquí de autonomía sobre la excolonia española y unas horas después de que el presidente Pedro Sánchez reiterase en el Congreso que el volantazo en política exterior no amenazaba las relaciones con Argel.

Según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEx), entre enero y julio de 2021, España exportó bienes por valor de 1.111 millones de euros a Argelia e importó 2.237 millones, lo que deja un saldo negativo de 1.126 millones. Ente los productos que más se enviaron al país norteafricano figuran papel cartón y sus manufacturas (99 millones), máquinas y aparatos mecánicos (86 millones), fundición, hierro y acero (59 millones), materias plásticas y sus manufacturas (55 millones), y combustibles, aceites y minerales (37 millones).

Por el contrario, España compró básicamente a Argelia combustibles (básicamente gas), aceites y minerales, por importe de 2.056 millones de euros, y, en menor medida, productos químicos inorgánicos (70 millones) y abonos (56 millones).

¿Suministro garantizado?

El Tratado de Amistad ahora roto permitió que, a comienzos de 2010, los gobiernos de Madrid y Argel crearan un grupo de trabajo para potenciar la relación energética entre ambos países en cuanto al suministro de gas y petróleo. Hasta el año pasado, Argelia era el principal suministrador de gas natural a España, un liderazgo que ha perdido recientemente en favor de EEUU, coincidiendo con el aumento de la tensión con Marruecos y el respaldo del Ejecutivo español a los planes de Rabat para el Sáhara. En todo caso, alrededor del 24 por ciento del gas que llega aún a España es argelino.

Los expertos coinciden en que el último movimiento político de Argel, aunque «escenifica una ruptura de relaciones», no debería afectar a los contratos de suministro ya existentes, por lo que creen que la llegada de gas estaría garantizada, al menos, a corto plazo. 

Pero no hay unanimidad en este aspecto. Otros técnicos opinan que los contratos estaban garantizados dentro de ese acuerdo de Amistad vigente entre ambos países que ha dejado de existir desde el miércoles. Así las cosas, se abre un claro interrogante sobre este capítulo ahora mismo. Apuntan que Argel podría encarecer los precios notablemente o vender el gas a otros países., también socios europeos, más necesitados del mismo a consecuencia de las sanciones a Rusia. 

El distanciamiento con Argel suprime también los acuerdos de ambos países para trabajar conjuntamente en materia de antiterrorismo (principalmente yihadista) y contra la inmigración ilegal. Podría darse la situación de que Argelia, a semejanza de lo que hizo Rabat por su descontento por el caso Gali, potencie el flujo de inmigrantes ilegales a las costas españolas.