La Selección Española masculina de fútbol sala Sub-19 recibió este lunes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas un homenaje de mano de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por el Campeonato de Europa logrado el pasado sábado en Jaén, el segundo consecutivo en la categoría.
España se impuso en la final ante Portugal por 6 goles a 2, tras alcanzar la prórroga con empate a 2, en un Palacio de Deportes Olivo Arena donde más de 3.000 almas se dieron cita para dar su aliento al combinado español dirigido por Albert Canillas.
El acto de homenaje estuvo encabezado por Luis Rubiales, presidente de la RFEF, que acogió en la sede de la Federación a los jóvenes héroes españoles: «Tengo que dar la enhorabuena a los jugadores y al staff porque es lo primero».
«Hemos demostrado que somos muy buenos y que el trabajo de las canteras y de las federaciones territoriales, nos permite obtener estos resultados», dijo Rubiales.
Aun así, Rubiales también quiso hacer un llamamiento a la prudencia para «trabajar para que estas generaciones no se diluyan en el panorama del fútbol sala actual», aunque anticipó que la RFEF realizará «un amplio estudio» para diseñar la mejor estrategia para «proteger a estos jugadores».
Adrián Rivera, Nicolás Marrón y Mario Gómez, los capitanes del equipo, se unieron también a su técnico y al presidente de la RFEF sobre el escenario del salón Luis Aragonés, donde recibieron en nombre del resto de jugadores del equipo el reconocimiento por su hazaña.
Rivera fue el primero en intervenir: «Antes de llegar al pabellón siempre poníamos 'La Roja baila' y la acompañábamos y coreábamos todos. Aunque es una simple anécdota, creo que da idea de la unión del grupo, porque no era algo sólo de los jugadores sino de todo el grupo».
«El apoyo por parte de las familias y de todos aquellos que nos siguen y que se sacrifican en su día a día para que nosotros demos lo mejor es vital» acuñó el guardameta Mario Gómez.
Nicolás Marrón, máximo goleador del torneo, destacó por su parte que su mentalidad «siempre ha sido ganar», y que sabían que podían ganar si mantenían «la confianza en su propio nivel» y si lo daban «todo lo mejor» de ellos mismos.
«El trabajo duro, el dejarse ayudar y confiar en el equipo por encima de la individualidad y la fortaleza mental han sido nuestras grandes bazas» declaró junto a ellos el seleccionador nacional, Albert Canillas.
Como colofón, la ceremonia terminó con una fotografía de familia que incluyó a todos los jugadores, el cuerpo técnico, asistentes y miembros de la RFEF, responsables de volver a reescribir la historia de los éxitos españoles en fútbol sala.