Las mascarillas no terminan de irse del todo

Leticia G. Colao
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El fin del uso obligatorio en el transporte público no supuso la desaparición de las mascarillas ya que muchos viajeros, alrededor de la mitad, siguieron portándola por «precaución»

Las mascarillas no terminan de irse del todo - Foto: Manu Reino

Muchas mascarillas seguían viéndose ayer en el transporte público a pesar de ser el primer día en que no eran obligatorias en el transporte público. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba ayer esta medida, casi tres años después de que se hicieran indispensables en nuestras vidas para paliar la pandemia del Covid, en marzo de 2020, y aunque mucha gente agradeció que les dejaran quitársela, otros muchos, más de los pensados, seguían portándola «por precaución y responsabilidad».

En la Estación de Autobuses de Talavera no se veía casi ninguna mascarilla fuera de los autobuses. La cosa cambiaba cuando subían al interior del vehículo, momento en el que muchos de los viajeros volvían a hacer el movimiento ya habitual de colocarse el tapabocas durante todo el trayecto. «Yo seguiré con ella, ya estoy casi acostumbrada y me encuentro más segura», indicaba a La Tribuna María José poco antes de subirse al autobús que la llevaría a Madrid. Unos asientos más atrás se ubicaba Manuel, que la sentía como obligatoria pese a no serlo «porque soy de riesgo», decía.  

El porcentaje de mascarilla no está muy definido pero puede ser similar al de los que, por el contrario, celebraron no tener la obligación de ponérsela al acceder a autobuses, taxis o trenes. «Es una liberación, no creo que ya sea necesaria, era como un castigo cada día», indica Roberto.

Las mascarillas no terminan de irse del todoLas mascarillas no terminan de irse del todo - Foto: Manu ReinoEn el autobús urbano la situación fue muy parecida, aunque no  se sabe si por ser habitual o porque lo preferían así, quizá eran más los viajeros que portaban la mascarilla a los que decidieron desterrarla de su vida diaria. Algunos, indicaron, necesitaban un tiempo de «transición» para subir al urbano completamente libre de restricciones del Covid, y otros, curiosamente, recordaron por la pregunta de este diario que podían subir sin ella. «No me acordaba, es verdad, pues me la quito, yo no puedo con ella», decía Juan antes de subir al bus, mucho más contento. A su lado, Sergio, indicaba que se la pondría «solo si oigo toser a alguien cerca».

taxis. Dentro del  transporte público, los taxistas han acogido con agrado esta eliminación del uso obligatorio del cubrebocas en sus vehículos, aunque también llaman a la «responsabilidad» a aquellos viajeros que, con síntomas, hagan uso de la mascarilla. No es obligatorio, pero tampoco está prohibido y quien así lo desee por sentirse más seguro, podrá seguir llevándola, incluidos los conductores de taxis. Su despedida, al igual que en el resto de la sociedad, se realizará de forma progresiva.

No obstante, en el taxi como vehículo independiente el uso de la mascarilla no ha estado tan controlado como en autobuses o tren, y son los mismos conductores los que confirman que muchos clientes no se la ponían, e incluso algunos taxistas tampoco optaban por ella, siempre que el viajero no se lo pidiera. «Aquí ha sido más libre», decía un taxista talaverano, que diferenciaba además entre clientes de día y de noche, siendo estos últimos los que, muy a su pesar, hacían uso del tapabocas en muy contadas ocasiones.

Ayer se dio un paso importante para recuperar la completa normalidad tras la pandemia del Covid-19, aunque la mascarilla no se ha eliminado por completo. La medida de protección se sigue exigiendo en centros sanitarios, farmacias y residencias, según recalcó la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien ha llamado a un uso «responsable» si se tienen síntomas de enfermedad respiratoria aguda o se está en contacto con personas vulnerables. Por el momento, la mascarilla se resiste a irse por completo.