Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Gemelos digitales

16/03/2023

Como decíamos ayer… Me refiero obviamente a la columna del pasado jueves porque ni ha mediado proceso inquisitorial por herejía, ni estoy en Salamanca, ni soy yo el gran poeta renacentista de Belmonte a quien, parece que con no mucho acierto, se le atribuye la frase y la costumbre de iniciar sus clases, resumiendo la anterior. Pues bien, decíamos que las empresas agroalimentarias dedicadas a la producción, la transformación, la comercialización y la distribución de alimentos junto con empresas tecnológicas, en su mayoría startup, forman un ecosistema, conocido como Foodtech, donde interactúan para crear prototipos, modelos y soluciones digitales que alcanzan a todas las fases de la cadena alimentaria y con los que tratan de compaginar la necesidad vital de procurar el abastecimiento de alimentos con los nuevos hábitos y tendencias de consumo y con el imperativo categórico de la sostenibilidad.
En el campo, allí donde se afanan las empresas del primer eslabón, pese a que aún hay mucho camino por recorrer, encontramos interesantes proyectos innovadores impulsados por las nuevas tecnologías. Desde robots agrícolas dotados de cámaras que capturan imágenes y datos que son analizados por algoritmos de inteligencia artificial (IA) entrenados para alertar amenazas de plagas y enfermedades o para monitorear el crecimiento y detectar si el cultivo puede necesitar más o menos agua y nutrientes, ahorrando tanto tiempo como fertilizantes y fitosanitarios. Algunos de aspecto casi humano son capaces de identificar el grado de maduración de los frutos y recogerlos a gran velocidad con su mano robótica sin dañarlos, siendo la solución para la falta de mano de obra. A la propuesta de precios automática mediante un algoritmo que captura valores para las variables relevantes en la formación de los precios. En la lonja de Binefar que sirve de referencia para la firma de contratos, se está desarrollando este proyecto piloto financiado por Feader, el fondo europeo destinado al desarrollo rural.
Con este fondo, en Castilla-La Mancha se apoyan, desde la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, prometedores proyectos amparados por la AEI- AGRI (Asociación Europea de Innovación Agraria). Plataformas de computación en la nube para controlar el bienestar animal, aplicaciones para dispositivos que vigilan la salud de los animales con sensores inteligentes, modelos de simulación que evalúan el impacto ambiental de las emisiones animales, permitiendo actuar sobre los factores de producción para mitigarlo. El blockchain para asegurar la trazabilidad de los alimentos o el empleo de microprocesadores para intercambiar datos con sistemas en internet (IoT) que permiten determinar las características organolépticas de los productos o vigilar la cadena de frío de los alimentos envasados, evitando el desperdicio alimentario.
Y se pretenden nuevos retos como el procesamiento del lenguaje natural para que los robots agrícolas puedan entender por ejemplo la profusa normativa, o la búsqueda e integración de datos fiables para salvar las lagunas de conocimiento y la información dispar e inconsistente, o lograr una buena representación de la realidad física, mediante gemelos digitales, de las explotaciones agrarias que permita evaluar la evolución y simular acciones antes de llevarlas a la práctica.