Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Yo no soy manchego

23/09/2022

Si me dicen castellano-manchego bueno, pero esto que se impone de quitar el castellano y dejarnos a muchos, con el manchego a secas, no solo no me gusta, es que ya enfada. Empezó siendo un sonsonete, esparcido desde los poderes políticos y algunos otros ignaros, y ahora ya es que te lo colocan tus colegas periodistas como coletilla y manera de ahorrar una letra y demostrar que no saben ni de geografía y aún menos de historia.  
Lo de castellano-manchego es lo que hay y vale. Es  cosa de cuando hicieron, se la inventaron vamos, esta Autonomía,  con algún retal añadido y quitando otro, de lo que era Castilla-La Nueva, a la que restaron Madrid y sumaron Albacete, pero ya colocarnos como toponímico el manchego en exclusiva es extirparnos nuestra raíz, nuestra tierra y nuestros ancestros. Y por ahí uno que es del Común de la Tierra de Atienza, en el norte de Guadalajara, que más que nueva Castilla fue incluso de la Vieja, no pasa y se cabrea. No soy manchego y menos aún a la fuerza.
 Y mira que me gusta La Mancha, y mira que me gustan los manchegos y mira que les tengo ley y cariño pero esto jode. Sé que no es por ellos ni son ellos, las buenas gentes de a pie, sino que es cosa de cuatro mentecatos y tres 'modernos' que creen que así quedan guay y lo que se merecen es un guantazo. Verbal y cariñoso, pero preciso y oportuno. Porque nos están imponiendo, difundiendo y dando por tragado, que hemos de ser manchegos a la fuerza y como tal mentarnos.
 Vamos que soy castellano y esa condición geográfica e histórica no solo es de toda Guadalajara y la mayor parte de Cuenca y de Toledo. Y en todo caso es La Mancha quien ha sido desde siempre parte de Castilla, reino que iba desde Santander hasta Cádiz, por si no lo saben, y no Castilla parte de La Mancha, como ahora parecen pretender que fue y sea. Vamos que llamarle a un manchego, castellano, hasta cabría, pero a mí no se me ocurre, no solo por respeto, sino porque no me sale. Me gusta llamar a las gentes y a sus tierras por su nombre, por respeto, por aprecio, por simpatía. Como estrecharle la mano a un vecino y a un amigo y en este caso hasta paisano.
 Pero ese mismo respeto es exigible y debe ser recíproco desde el otro lado. Y es el momento de hacerlo antes de que vaya a más la cosa, que ya está yendo a mucho. Habrá que poner pies en pared y parar la lengua a quien sea, pero no dejando pasar ni una. Porque si no, y al paso que vamos, va a salir cualquier día alguno de estos bautizadores soltando algo así como 'En estas tierras manchegas de Sigüenza, o de Huete, o de Illescas' o un 'Queridos, queridas y querides, manchegos, manchegas y mancheges- porque este personal habla también así de raro- de estas sierras del Ocejón y Valverde de los Arroyos'.
 Y, ya puestos, y en plan de hacerse el culto, soltar: «el gran escritor manchego Miguel de Cervantes». Que alguno ya lo ha dicho, anexionándoselos a él y a Alcalá de Henares.
Pues no. Su creación, Don Quijote, sí lo es y muy claro lo pone, de La Mancha, en el título del libro, pero su creador, don Miguel, es castellano.