La calle de Santa Justa quizás no sea de las más monumentales de Toledo, pero ciertamente es recorrida por el turismo, además de por los toledanos, al ser una alternativa paralela y menos transitada a la calle Comercio. De paso, la parroquia cuenta en la calle con un arco de herradura de características califales, sobre una pilastra visigótica en todo un alarde de reutilización, tan normal en Toledo. No solo eso, quienes tienen tiempo y ganas, pueden disfrutar de un conjunto de detalles herencia de las Tres Culturas toledanas:la parroquia mozárabe con una lápida en árabe que denota su origen, una bonita cerámica, otra placa en bilingüe latín y árabe sobre el origen también mozárabe de una familia, y una tercera placa dedicada a Benito Pérez Galdós, vecino ilustre de la calle; su hermosa rejería y hasta el verde de las plantas de sus balcones, algo no muy normal en la ciudad.

Sin embargo, en los últimos días, la calle ha perdido parte de su encanto y parte de su acercamiento a las Tres Culturas. Porque de la placa bajo el número 5 de Santa Justa ha desaparecido la inscripción árabe. Se mantiene la leyenda «hic familia mozarabis vivit» bajo la cruz, pero se ha pintado de blanco sobre la traducción árabe.

Este acto, de autor desconocido, puede entenderse como un ataque a los orígenes de los mozárabes toledanos, que, como recuerda el historiador Javier Albarrán son definidos en el siglo X como «aquel que no es de ascendencia puramente árabe pero que se ha introducido entre los árabes, habla su lengua e imita su apariencia». Es decir, más allá de la identidad religiosa (también se aplicaba el término a judíos y bereberes), los mozárabes fueron toledanos que asimilaron la cultura y la lengua árabes. Además, con la llegada de Alfonso VI, los mozárabes mantuvieron su identidad propia frente a los cristianos latinos, con su identidad árabe, que naturalmente se fue perdiendo con el tiempo. En definitiva, sin lo árabe, la identidad mozárabe no tendría sentido.

Este hecho se produce además frente a una parroquia motivo también de polémica, por cuanto existe una teoría del siglo XVI de Jerónimo Román de la Higuera (personaje a quien se le atribuye la falsificación de la historia cristiana antigua de España), según la cual, antes de que Santa Justa fuera mezquita, fue una parroquia arriana. Esto es algo negado por historiadores, por la falta de documentación histórica y datos arqueológica, más allá de ciertas leyendas. Pero también hay quien entiende que no hay que dudar de la teoría. La polémica, como en otras ocasiones, está servido