Y volver, volver, volver... a Sevilla 142 días después

Mario Gómez
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Tomás Rufo regresa hoy a La Maestranza tras su épico triunfo bajo el diluvio en la pasada Feria de Abril logrando salir por la Puerta del Príncipe en su presentación en la plaza. En esta ocasión lo hará junto a Morante y Juan Ortega

Tomás Rufo salió por la Puerta del Príncipe en su presentación en La Maestranza. - Foto: Arjona / Pagés

Cantaba el añorado Vicente Fernández, aquello de «y volver volver, volver; a tus brazos, otra vez». Algo así será lo que experimente Tomás Rufo esta misma tarde en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Sevilla, tan soleada y de dorado albero, recibirá a un Rufo en clara línea ascendente que, tras 142 días y con una treintena de paseíllos en esta temporada, no solo ha comenzado a compartir los carteles con las máximas figuras, sino que Tomás Rufo se ha sentado en su mesa y, a base de triunfos, ya les puede hablar de 'tu a tu'.

Quizá Rufo, vuelve hoy a dónde se empezó a fraguar una temporada que prácticamente se cuenta por triunfos y donde bajo un inmenso diluvio y posterior lodazal se encumbró como 'Príncipe de Sevilla', habiendo tirar de épica. Pero no sólo de épica vive el toreo, sino también de arte. Aquella tarde compartiendo terna con El Juli y Roca Rey; en la de hoy con Morante de la Puebla y Juan Ortega; en aquella con dos de los máximos gallos del gallinero, en esta con el mayor exponente de la sevillanía en las últimas dos décadas y con el último fruto del prolífico barrio de Triana. Quizá uno de los herederos del cetro de Sevilla.

La de esta tarde no es una más, sino que es posiblemente el último gran puerto de una temporada cargada de altas cotas. La confirmación en Madrid, saldada con una Puerta Grande en pleno San Isidro, una nueva tarde dentro del serial con una importante oreja, Nimes, Dax, Palencia, Salamanca, Guadalajara... todas ellas plazas y ferias en las que estar para un torero en el que es su primer año de alternativa no resulta fácil, y más si los carteles son con los toreros más deseados por el aficionado y con la competencia máxima. 

Tras navegar sobre el diluvio, el toledano cortó tres orejas bajo un inmenso aguacero y dejó su impronta en La Maestranza. Tiró de arrojo y echó para adelante una tarde que se puso cuesta arriba por el mal estado del ruedo, Rufo se consagraba como figura, y lo hacía en un marco incomparable. Hoy junto a Morante, que camina hacia el centenar de festejos y la variedad de encastes, y Juan Ortega, que mantiene el gusto y el pellizco, con la tarea pendiente de redondear su gran obra en Sevilla, despacharán un encierro de Hermanos García Jiménez y Olga Jiménez; en definitiva familia Matilla, que siempre ha dado buenos resultados en las fechas septembrinas en La Maestranza, donde poder confirmar que lo que se atisbó en aquel mes de abril, cuando se presentaba un bisoño matador de toros toledano, es ya una realidad.

Volver, volver, volver, Rufo, a La Maestranza, otra vez, y La Tribuna estará allí para contarlo.