Aunque Jule, artista, promotor del museo y autor de la obra lo quería poner otro nombre, al final la primera escultura colocada en la Cornisa se ha quedado con el de 'Tronco'. Así lo llaman los vecinos de forma cariñosa y el autor no pudo por menos que aceptarlo.
'Tronco' es la primera de las obra que se colocó en el museo de Esculturas al Aire Libre de la Cornisa, lo cual no deja de ser muy simbólico. Por fue el río quien arrastró este trozo de madera hace ya tres décadas y ahora ha vuelto justo al mismo lugar al que apareció, convertido en arte.
En realidad «no es un tronco, es una viga de madera muy deteriorada por el tiempo y por maltrato, porque hay una parte quemada, a mí me parece que puede ser parte de la construcción de una presa», explica Jule. Se la encontró hace treinta años en esta misma plaza del Barco Pasaje, después de una de las últimas «pequeñas crecidas del río, que ya no eran crecidas, sino amagos». Como era vecino de la zona, el artista bajó a ver los daños que el agua podía haber producido y se encontró la pieza llena de barro. Le gustó, subió por el coche, la lavó, limpió y barnizó, para montarla como escultura, «porque la verdad es que es una preciosidad».
Inicio del museo. Durante tres décadas la pieza ha estado decorando la cercana casa del artista. Hasta que surgió la oportunidad de sacarla a la calle con el museo de Escultura, promovido por el propio Jule. «Pensé, qué mejor que llevar esta escultura, yo me desprendo de ella, pero la coloco donde me la encontré. Me la encontré como un desecho, yo la monté como escultura y ahora la pongo en la orilla del río como escultura que es», apunta el artista, contento de poder retornar el 'Tronco' treinta años después a lugar en el que apareció.
El arranque del museo en principio iba a ir junto a la casa del Diamantista. Aunque a la postre Jule decidió ponerla en la otra zona de la plaza, para evitar así la supresión de plazas de aparcamiento, tan necesarias para los vecinos. Así que ahora 'Tronco' está al principio de la arboleda, de la Senda Ecológica, en un espacio ya peatonal y donde no va a perjudicar a nadie. Y allí está, erguida al inicio del museo, integrada entre árboles y poco antes de los elementos de gimnasia para mayores; y sobre todo, junto al río que arrastró a esta antigua viga hasta Toledo y le permitió una segunda vida.