Un año y medio sin música, sin los focos que tanto animan la pista. Prácticamente dieciocho meses sin   copas, baile, charlas y sin disfrutar la noche los fines de semana por la pandemia del coronavirus. Sithon’s tuvo que cerrar sus puertas en marzo de 2020 sin esperarlo porque el fin de semana de antes, el del 8 y 9 de ese mes, se respiraba normalidad, buen ambiente y del virus aún se hablaba de refilón. Aun así, «ya en la hostelería de Madrid había mucha preocupación y en pocos días se precipitó todo y tuvimos que cerrar», recuerda Antonio Losada, uno de los socios de esta  mítica discoteca ubicada en el Casco que lleva cincuenta años de negocio y se ha labrado un hueco especial en el ocio nocturno deToledo.

«En 50 años nunca habíamos cerrado tanto tiempo». Y la llegada de la pandemia castigó a Sithon’s con fuerza porque tuvo que cerrar en medio de su aniversario, ese medio centenar de temporadas animando la noche desde que abrió en 1969.

A pesar de este año y medio sin actividad, Sithon’s ha aguantado la sequía, los gastos de alquiler, entre otros, y abrirá sus puertas de nuevo mañana, a las 20 horas, tres horas antes de lo que suele ser hacerlo, para dar la bienvenida a los clientes, muchos de ellos habituales, con todo preparado para que se pueda disfrutar de la música, el baile, las copas y los amigos ahora que la administración permite las barras y el baile.

En Sithon’s el ajetreo no para desde hace días porque hay que poner a punto la discoteca y se acaba de cambiar el suelo para dar un lavado de cara al establecimiento. La limpieza, el aprovisionamiento de bebidas y la puesta a punto de las luces y el sonido se está llevando a cabo a contrarreloj, pero Losada sabe que el viernes será una noche para marcar en el calendario y no olvidar tras este largo parón. «Cuesta mucho empezar por las revisiones de todo, incluido el aire acondicionado, la limpieza, el acopio de mercancía y la publicidad en medios y redes sociales, sobre todo».

En este caso, el personal ya ha sido rescatado del ERTE y el 80%de la plantilla que dedicaba los fines de semana a esta discoteca regresa al negocio, pero el resto ha buscado otros empleos porque el de Sithon’s es de fines de semana. Si bien, las restricciones sanitarias obligarán a contratar más personal de seguridad para vigilar que la clientela cumple con el uso de la mascarilla y de la distancia mínima en caso de no llevarla puesta, algo complejo «que habrá que tener muy en cuenta».

El empresario está contento por la reapertura, pero a la vez se siente castigado por el hecho de que las discotecas hayan sido «los únicos locales que han estado cerrados por ley durante todo este tiempo» a pesar de que las medidas sanitarias se han potenciado o relajado en función de la situación epidemiológica. Losada recuerda que hace dos o tres meses ya se podía  haber abierto el local, pero considera que hubiera sido «absurdo» porque no se permitía bailar ni usar las barras. «Nosotros vendemos ambiente y baile», algo imposible en esas condiciones.

medidas. Sithon’s abre sin restricciones de aforo, pero no con total normalidad. Los clientes tendrán que llevar mascarilla salvo cuando beban, o cumplir con la distancia interpersonal para evitar contagios. En este caso, a Losada le gustaría «más seguridad» y que  las administraciones implantaran «el pasaporte covid, como ocurre en otros países» o un registro de clientes a través de una aplicación, pero estas medidas no le competen a una empresa.

Daniel Valero, empleado de Sithons tampoco para que todo esté listo a tiempo. Espera que la temporada sea larga y la pandemia vaya dejando atrás sus picos y olas con la vacunación para ir poco a poco hacia la normalidad. Mientras tanto, es consciente de que habrá que estar muy pendientes de que se cumplan las medidas sanitarias en el local por seguridad para los clientes, estén o no vacunados.

Daniel está contento con su vuelta a Sithon’s los fines de semana. Se tuvo que acoger al ERTEcuando cerró la discoteca como el resto del personal, pero durante este año y medio también ha estado temporadas trabajando como camarero en alguna terraza, «aunque no había mucho trabajo». Todavía recuerda el  último fin de semana de actividad antes del confinamiento y sigue relatando incrédulo la normalidad que había días antes de que el país se encerrara en casa. Ahora, Daniel aguarda con ganas que se enciendan todas las luces de Sithon’s mañana.