Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Referencia al arte

09/02/2023

He de confesar que me apasionan las artes plásticas tradicionales, en particular la pintura, pero al tiempo he de admitir que no osaría calificarme jamás como experta porque estoy muy lejos de ello. Aunque mejor pensado, experto, además, es un término sospechoso y algo denostado en una época en la que se alude, sin mayor miramiento ni cautela, al genérico aval de expertos anónimos e ilocalizables para darle algo de fuste a las más variadas, y a veces pintorescas, historias y declaraciones.
Lo decía porque a pesar de mi afición, no está a mi alcance dominar todas las escuelas, tendencias, movimientos y corrientes de las artes pictóricas, menos aún las de vanguardia. Es consustancial al arte y a la naturaleza del ser artista desafiar continuamente a las normas, que en un momento dado se aceptan, sobre la belleza estética y las técnicas artísticas. Además, vivimos una época en la que, de la mano de los avances tecnológicos, todo va muy rápido y difícilmente llega a reinar una norma estética o metodológica, porque siempre hay unas cuantas que improvisada o previsiblemente aparecen, compartiendo reinado.
¿Pero, cuándo no se han aplicado avances tecnológicos al arte, siendo lógico que el artista emplee todo aquello que tiene a su alcance para cuestionarse el mundo y mostrar su realidad? Recuerdo como me hizo pensar saber cómo los impresionistas pudieron dar rienda suelta a su pasión por la luz y el color gracias a la aplicación práctica del conocimiento sobre pinturas y óleos. El esmerilado mecánico para moler finamente los pigmentos, la invención del tubo de estaño con cierre y los aglutinantes para mantener dentro de los tubos la consistencia homogénea de la pintura fueron los adelantos tecnológicos que les permitieron salir del taller para captar directamente la frescura de la naturaleza
De manera similar, las artes visuales han ido incorporando tecnologías multimedia y telemáticas emergentes como instrumentos con los que explorar posibilidades de expresión. Así, lo que en apariencia podría ser un contrasentido, durante estos días vemos como Yayoi Kusama, artista japonesa vanguardista de 93 años, da a conocer su obra en una reciente colaboración con la marca Louis Vuitton, mediante un enorme y fascinante anamórfico en 3D en Cross Shinjuku Visión de Tokio, un inquietante y sofisticado robot animatrónico en un escaparate en el Meatpacking District de la Quinta Avenida de Nueva YorK  y una sorprendente y divertida reproducción gigante de la artista que con un pincel en la mano pinta, apoyada sobre el tejado, sus icónicos spots por la fachada de un edificio en París.
Nuevas formas de arte con pinturas que escapan del lienzo en formatos en NFT, que garantizan la propiedad intelectual a los autores y la autenticidad y la propiedad a los coleccionistas, entornos virtuales como el metaverso o creaciones de inteligencia artificial - con minúscula que la RAE ya ha aceptado la expresión como una denominación común-. Son nuevas oportunidades para el artista que explora y se reinventa, conmoviendo, emocionando y cautivando a quien lo admira.
 

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