José Luis Arroyo

Rayadas Millennials

José Luis Arroyo


8M: Lo contrario también es la ignorancia

08/03/2022

Nos debemos felicitar entre otras razones porque la brecha salarial ha caído en nuestro país al 19,5% como consecuencia de la importante subida del salario mínimo interprofesional en los últimos años. Es evidente que también se seguirá reduciendo en los próximos meses gracias a los efectos del reciente acuerdo de los agentes sociales y el Gobierno para reformar el Estatuto de los Trabajadores y la extensión de los planes de igualdad en las empresas de menor dimensión.
Hoy 8 de marzo, a pesar de querer empezar esta columna con una buena noticia, las cuales últimamente no abundan, es preciso no caer en los triunfalismos, porque la equiparación de derechos entre mujeres y hombres en España a este ritmo tardarían, al menos, un siglo.
Tampoco es tiempo de negacionismos ni de negacionistas. La pasada semana, nuestra provincia se conmocionó por el asesinato machista de una mujer trabajadora, dejando amplio vacío en sus hijos y allegados. Desde que existen estadísticas hasta el momento actual en el que me encuentro sentado frente al ordenador, 1132 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y sus exparejas en nuestro país y además miles de ellas, también las más jóvenes, sufren las ofensas, agresiones y control por su agresor constantemente, siendo la violencia machista la manifestación más extrema de la desigualdad.
De igual modo, son incontables las esferas donde las mujeres siguen relegadas; como por ejemplo en los rectorados de las universidades a pesar de haber más profesoras, en los Consejos de Administración de las empresas, en la ciencia, en el deporte etcétera… Lo que impide que se pueda hablar de una verdadera igualdad real y una democracia plena para los dos sexos.
Las sociedades con más desarrollo humano, bienestar y crecimiento económico, entre las que aspira estar España, son aquellas donde hay mayores cuotas de corresponsabilidad familiar, equidad y justicia retributiva entre mujeres y hombres, mayor contundencia frente al sexismo, frente a la explotación sexual de las mujeres por medio de prácticas como la prostitución y mayor compromiso internacional contra costumbres irracionales carentes de justificación, como los matrimonios forzados, la mutilación genital de las niñas o el uso del burka.
Por ese sinfín de hechos irrefutables, sigue siendo tan necesario como lo ha sido siempre acudir a las convocatorias de los movimientos que promueven la igualdad real entre mujeres y hombres, porque en definitiva, en los tiempos en que vivimos, no es sólo lo contrario al feminismo el machismo, sino también lo es la ignorancia.