El inicio de la tala de árboles en los Jardines del Prado, como parte del proyecto de rehabilitación que se está desarrollando, ha generado diversas opiniones en contra, a las que se ha sumado Santiago Romero Gérboles, arquitecto con una dilatada experiencia en gestión de Parques y Jardines en el Ayuntamiento de Madrid, afincado desde hace cuatro años en Talavera.
Apoyado en su trayectoria profesional, Romero se ha mostrado en contra de la tala mssiva de árboles y pide por ello la paralización de las actuaciones que se han iniciado en las últimas semanas y considera que «debieran de ser suspendidas por múltiples razones». «Basta con observar algunos tocones después de la tala que indican, sin lugar a ninguna duda que muchos de esos ejemplares no presentaban absolutamente ninguna pudrición interna», explica este especialista, que ha desempeñado los puestos de jefe del Departamento de Parques y Jardines, director de Servicios de Parques y Jardines y subdirector de Espacios Verdes, todos ellos en el Ayuntamiento de Madrid, entre los años 1989 a 2005.
Romero expresa sus dudas sobre los métodos de diagnóstico utilizados para determinar el estado de los árboles y cita otros más certeros como «los ultrasonidos con un equipo de programación de ondas, la medición de impulsos electromagnéticos o los resistógrafos para medir la resistencia a la perforación»; cualquiera de ellos, añade, «hubiera sido y es imprescindible, con carácter previo a una actuación de tala, en todos y cada uno de los ejemplares directamente señalados para ello».
Son solo algunas de las aportaciones de este arquitecto, que ha sido además vicepresidente de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos (1986-1990); vicepresidente de IFPRA Europa (International Federation Park Recreation) en 1997; y profesor coordinador del Área de Diseño y Proyectos, en el máster en Jardinería y Paisajismo. de la Universidad Politécnica de Madrid (1990-1994).
En todo caso, afirma, «ésta es una actuación que se debiera haber realizado por fases, mayores en plazo que lo que supone una legislatura, porque toda actuación sobre el arbolado trasciende cualquier planteamiento electoral ya que es un bien necesario para ésta y las siguientes generaciones».
Además de reflexionar sobre los beneficios ambientales, sociales y económicos del arbolado, el experto se pregunta por las especies y dimensiones que van a sustituir a los ejemplares talados: «Aunque las nuevos ejemplares sean de perímetros 25-30 o superiores (ejemplares ya muy costosos), ¿para cuándo está previsto que sus beneficios, ya expuestos, sean similares a los que van a sustituir?».
«Es necesario detener la tala iniciada en paseos y alineaciones completas sin tener la absoluta y rotunda seguridad de su necesidad», sostiene Santiago Romero, que echa en falta un mantenimiento adecuado del arbolado de los jardines del Prado: «Han sido muchos años manteniendo en pie árboles secos, no actuando sobre las copas envejecidas, no saneando heridas o pudriciones ni eliminando las ramas secas, llegando así a la situación actual».
No obstante, en su opinión, sería necesaria una evaluación mucho más profunda de cada ejemplar para proponer la solución que requiere: «No siempre cualquiera de los datos relatados tiene que dar lugar a la tala indiscriminada de los ejemplares estudiados. No siempre una pudrición, por grande que sea o una desestructuración del árbol supone la necesidad inmediata de una tala». «Sin estos análisis pormenorizados e individualizados de los que, obviamente, desconozco su existencia, es absolutamente genérico e irresponsable aludir al 'peligro' que puedan suponer estos árboles para los ciudadanos ya que estos árboles se encuentran en el mismo estado desde hace muchos años», concluye.