Años lleva el Ayuntamiento de Toledo y, no sólo en esta legislatura, dándole vueltas a dónde ubicar los escenarios principales de la fiestas. Peraleda, Safont, el paseo de la Vega...El debate como tantos otros se hacer eterno y las decisiones se posponen. Pero si de algo va a servir esta feria es para dejar claro que la fórmula conciertos gratuitos en la Vega es imbatible. La prueba del algodón han sido los multitudinarios conciertos de Ana Torroja el lunes y el de Rozalén de ayer.

Ambos eventos musicales han demostrado que insistir en sacar la fiesta de la ciudad, alejándola al destartalado recinto ferial de La Peraleda para que el ruido no moleste, es un error que año tras año ha ido devaluando el ambiente festivo, que estos días ha vuelto a resurgir.

La programación del año pasado -en la que ya se puso toda la carne en el asador musicalmente hablando debido a que no se pudo celebrar la Semana Grande del Corpus con normalidad debido al Covid- y la decisión de sacar este año el escenario principal de la plaza del Ayuntamiento -llevar allí conciertos tan multitudinarios como los de Ana Torroja y Rozalén hubiera sido un dislate- han dejado en evidencia que no es cierto que las fiestas de la Virgen del Sagrario no tengan tirón porque la gente no está en la ciudad. Sólo hace falta dar con la tecla. Y ahora que parece que se ha encontrado, para que cambiarlo. Lo que funciona, mejor no tocarlo. Eso sí, también habría que empezar a pensar en qué se puede hacer para que las fiestas sean un año tras otro un calco de las anteriores con la única variación de los artistas invitados.