El calendario de la magia en la provincia (IX)

José García Cano*
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Septiembre es el mes de San Miguel. De este santo se contaba una historia del siglo XVI, que parece ser que los protestantes difundían para burlarse de los católicos. Además también es conocido como el santo que realiza la psicostasis

San Miguel matando al demonio -primero a la izquierda- junto a San Eugenio y Santa Bárbara, capilla de Santa Catalina de la iglesia de San Salvador de Toledo. - Foto: Fototeca del IPCE

Vamos cerrando el año mágico y llegamos al mes de septiembre. En este mes destacamos un santo muy conocido por todos, como es San Miguel; de este santo se contaba una historia del siglo XVI, que parece ser que los protestantes difundían para burlarse de los católicos y en la que aparece una mujer que se acercó a una estatua de San Miguel, portando dos candelas en sus manos. Parece ser que ofreció una de ellas a San Miguel y la otra al mismísimo demonio; no es casual la aparición del maligno junto a San Miguel, ya que, si recordamos algún cuadro, escultura o iconografía sobre San Miguel, siempre encontraremos un diablo, demonio, un dragón o alguna otra representación del mal junto al arcángel. Preguntaron a aquella mujer porqué ofrecía una candela al maligno, a lo que respondió la joven que no lo sabía, quizá explicándonos que la influencia del demonio en aquella mujer, mostraba el mejor ejemplo de que el mal nos puede tentar a todos y a todas y que por ello debemos ser fuertes y aguantar las tentaciones. Algunos antiguos cronicones de aquella época, aseguraban que también se podía invocar al diablo a través de la figura que aparecía junto a San Miguel. Buscando el rastro de este santo en nuestra provincia, encontramos su fiesta en la localidad de Novés, donde celebran cada año esta festividad ya que San Miguel es su patrón; tiene lugar entre otros actos, la procesión conocida como 'El Encuentro' emotivo momento en el cual la Virgen de La Monjía se encuentra con el Niño Jesús. También en Robledo del Mazo celebran San Miguel, realizando diversas actividades religiosas y festivas en torno a este santo. No podemos olvidar que San Miguel también es conocido como el santo que realiza la psicostasis, es decir el acto de valorar un alma mediante el pesaje de dicha alma; es decir una creencia que diversas culturas antiguas tenían muy presente, y que recordaba que el alma de los humanos podía ser juzgada y valorada sobre una balanza para conocer su peso y posteriormente enviarla a uno u otro lado. Para hacernos una idea de este concepto y de lo antiguo que es, recordemos que los antiguos egipcios ya creían en el pesaje de las almas, como así aparece documentado en el Libro de los Muertos. Aunque los cristianos encajamos el Juicio Final dentro del Apocalipsis, como bien nos dice el Evangelio de San Mateo, el personaje al que se le relaciona con ese pesaje es a San Miguel, aunque es cierto que los textos sagrados no hagan referencia directa a ese pesaje. Será ya en pleno desarrollo del estilo románico en España, cuando comencemos a descubrir a San Miguel sosteniendo una balanza con una mano y con la otra una lanza que clava al diablo, precisamente en un momento en el que aumenta progresivamente el culto a este santo. No olvidemos que en Toledo capital también contamos con la iglesia de San Miguel, frente al Alcázar, templo que antaño sirvió de iglesia templaria, que posee un dilatado e interesante pasado.
Llegamos a octubre y en este mes que también nos trae el azafrán a nuestras mesas, nos encontramos con una santa muy querida por todos: Santa Teresa de Jesús, la santa de Ávila. Son varios los conventos carmelitas relacionados con Santa Teresa que tenemos tanto en Toledo capital como en la provincia; el convento de Toledo fue su quinta fundación y por ejemplo en Consuegra, aunque no fuera directamente una fundación suya, se conservan varias cartas autógrafas de la santa abulense y allí llegaría una de sus discípulas a fundar aquel convento. Pero ¿por qué traemos a Santa Teresa a este calendario mágico? La explicación es muy sencilla y se debe al aura de magia y misticismo que esta monja carmelita poseyó -y que aún posee…- Al poco de morir Santa Teresa en 1582 -exactamente a los nueve meses- se descubrió al abrir se tumba que se encontraba incorrupta. Sería su confesor el Padre Gracián, quien se encargaría de cortar la mano izquierda del cuerpo de la santa, de la cual separó a su vez el dedo meñique que se guardó para él mismo, sirviéndole de reliquia "curativa" a su querido confesor ya que desde aquel momento nunca volvió a enfermar; no contentos con ello, a medida que pasó el tiempo le fueron desgajando muchas más partes de su cuerpo, por ejemplo su pie derecho que se encuentra en Roma; en Lisboa se llevó la citada mano izquierda; a las carmelitas del convento de Madrid se llevó un pedacito de carne de la santa en forma de corazón; muelas de Santa Teresa hay en Toledo, Santiago de Compostela y en México; en la ciudad malagueña de Ronda se ubica su ojo izquierdo y una reliquia de las más conocidas de la santa que es su mano derecha. Hay que precisar que de esta mano derecha no está completa, porque le faltan varios dedos que se llevaron a otras tantas ciudades como París, Ávila, Sevilla y Bruselas. Decíamos que esta mano de la santa es una de las reliquias más curiosas, porque durante décadas el General Franco la tuvo como una de sus reliquias más importantes y la custodió en el palacio de El Pardo, concretamente en su dormitorio. A los pocos días de fallecer Francisco Franco, su viuda devolvió la mano incorrupta al convento de carmelitas descalzas de Ronda donde aún se conserva. Estamos sin ninguna duda, ante un personaje increíble, que no solo fue una mujer adelantada a su tiempo, luchadora, incansable, culta, y con una personalidad arrolladora, si no también un ejemplo de espiritualidad y de misticismo sin parangón, cuyas reliquias y objetos personales, siguen despertando hoy curiosidad.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.