En la historia de los campeonatos del mundo rara vez se suele mencionar la aportación de la República Checa y Eslovaquia al torneo, cuando ambos países formaban uno. El primer gran futbolista checoslovaco en los Mundiales fue Oldrich Nejedly, quien se convirtió en el máximo goleador de la segunda edición del certamen después de Guillermo Stábile.

Nejedly jugó, a nivel de clubes, en el Sparta de Praga, donde anotó 162 dianas en 187 partidos. En su selección fue internacional en 44 ocasiones y convirtió 29 tantos. Cinco de esos 29 tantos mencionados los hizo en el Mundial de Italia de 1934, donde su conjunto llegó a la final, la cual perdió contra la anfitriona, con Benito Mussolini en las gradas. 

El atacante contribuyó a la victoria contra Rumanía en octavos, cerró el triunfo de cuartos ante Suiza por 3-2 y consiguió un 'hat-trick' en semifinales frente a Alemania para acabar venciendo por 3-1. La 'Azzurra' se cruzó entonces en su camino y, en una final ciertamente polémica por el arbitraje excesivamente a favor de los locales de Ivan Eklind, Nejedly se quedó sin ver portería y el combinado nacional acabó perdiendo el duelo en la prórroga.

Aunque en un primer momento la tabla final de artilleros reflejaba un empate a cuatro tantos entre el punta checoslovaco, el germano Conen y el italiano Schiavio, un estudio posterior reveló que Nejedly había hecho tres y no dos dianas en las semifinales, como reflejó el acta del colegiado a la conclusión de ese choque.

Posteriormente, también participó en la Copa del Mundo siguiente, la celebrada en Francia en 1938, pero Checoslovaquia no pasó de cuartos de final, donde cayó ante Brasil en un enfrentamiento que cambió su carrera. Un tanto suyo de penalti en la segunda parte firmó un empate a uno que forzó un partido posterior de desempate en el que no pudo estar, ya que en la recta final del primero sufrió una lesión que le impidió jugar y que, a la postre, puso fin a su carrera internacional.