Editorial

Dos formas de ver el diciembre negro y la lacra de la violencia machista

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Diciembre de 2022 pasará a la historia como uno de los meses más trágicos de la historia en la negra estadística de la violencia machista. Hasta 10 mujeres han sido asesinadas por su pareja o expareja, una de ellas a punto de dar a luz, lo que ha supuesto el consecuente asesinato de la criatura, y dos más se recuperan de graves ataques en los hospitales. Ninguna legislación o política aplicada para frenar la lacra de la violencia contra las mujeres lo ha impedido, y, por desgarrador que resulte, no parece que vaya a hacerlo, al menos a corto plazo.

Esa frustración ha calado en los socios de Gobierno, que han tardado poco en buscar responsabilidades de vecindad en el Consejo de Ministros. Una vez más, ha sido Unidas Podemos quien ha virado los focos hacia su socio, el Partido Socialista, al señalar que son los departamentos de Interior y Justicia -el enésimo ataque concatenado a la Justicia- los responsables de una escalada tremenda que tiñe de negro la realidad del país un día sí y otro también. Frente a la invectiva, dos respuestas bien diferentes.

Así, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pidió a las fuerzas de seguridad que revisen sus valoraciones sobre el riesgo real de las mujeres amenazadas, ya que cinco de las asesinadas habían interpuesto denuncia contra sus agresores. Con la pertinente dosis de dialéctica política, Grande-Marlaska le compra a Unidas Podemos el argumento y señala a las fuerzas de seguridad, que a día de hoy tienen un operativo activado sobre más de 30.000 mujeres en España. Añade el también juez que la oleada de crímenes registrada este diciembre negro no responde a un patrón temporal o de cualquier otro tipo, y esto, además de sorpresa, causa rubor. Que un magistrado con la carrera de Grande-Marlaska no haya entendido todavía que la violencia se nutre de los instintos más bajos y primarios y que su ejercicio está a años luz de la lógica a la que obliga un patrón, resulta muy preocupante.

La segunda respuesta la ha dado la ministra de Defensa, la también jueza Margarita Robles. Una vez más, Robles sostiene la dignidad de la bancada socialista del Gobierno y sale en defensa de sus colegas, de la razón y de una política capaz de ir más allá de la consigna y la siembra constante de cizaña con la que desde Unidas Podemos buscan eludir su responsabilidad, algo a lo que no ha querido jugar la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, que sí admite un fracaso coral en la lucha contra la violencia machista. Ha recordado Robles, entre otras cosas, el histórico patinazo de la ley del 'solo sí es sí', que hasta la fecha únicamente ha servido para poner antes en la calle a violadores condenados. Dos jueces, un Gobierno y una enorme distancia.