'CSI toledano' para un atropello fantasma

Jaime Galán
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El atestado de la Policía Local por el atropello de la calle Carrera da veracidad a la versión de la víctima al señalar que fue arrollado por un autobús de la línea que une Argés y Toledo

El atropello se produjo en el paso de cebra de la imagen, desplazando a la víctima «ocho o diez metros». - Foto: David Pérez

El suceso ocurrió en una mañana de niebla densa, lo que ya indicaba que iba a costar ver lo acontecido con claridad. Sin embargo, las sombras del atropello que un hombre de 50 años de edad sufrió el 12 de enero en la calle Carrera, junto a la Puerta Bisagra, se van diluyendo, sobre todo por la labor de un atestado pormenorizado que ha llevado a cabo la Policía Local de Toledo y al que ha tenido acceso La Tribuna.

Los agentes del cuerpo municipal han realizado una investigación partiendo del aviso que un repartidor de butano realizó el citado día de enero pasadas las 6:50 de la mañana. La llamada de éste alertó de la presencia en la calzada, «a unos 8 ó 10 metros del paso de cebra que va desde la glorieta de Bisagra a la calle Carrera», de un peatón con fracturas causadas por el atropello de un autobús, tal y como laorelató la propia víctima.

Cuando la Policía se presentó en el lugar de los hechos, el herido de múltiples fracturas testificó -como hizo posteriorrmente en el Hospital tras la retirada de la sedación- que él venía como usuario del autobús que comunica Argés con Toledo y que, bajándose de éste unos metros antes del paso de cebra citado, la puerta del vehículo se cerró «quedando atrapado su brazo y cayendo posteriormente sobre la calzada, pasando el autobús por encima de él, con las ruedas traseras», tal y como se describe en las diligencias policiales.

El atestado policial muestra como la rodadura del neumático del autobús procedente de Argés coincide a la perfección con la marca del abrigo del perjudicado.El atestado policial muestra como la rodadura del neumático del autobús procedente de Argés coincide a la perfección con la marca del abrigo del perjudicado.Antes de que el herido fuera trasladado al Hospital Universitario, éste identificó al autobús en el que había viajado cuando subía hacia Bisagra procedente de la estación de autobuses. La Policía procedió a detener el paso del vehículo solicitando la documentación del conductor y de los pasajeros, negando todos que fueran conscientes del atropello y «afirmando que no se realiza parada en ese lugar para descender pasajeros».  

Ante la incertidumbre de los hechos, la Policía solicitó que se le hiciera una analítica al perjudicado para conocer si había restos de alcohol o drogas en su sangre, dando ambas pruebas negativo. La Policía Local comprobó entonces las cámaras de vigilancia que apuntan a la glorieta de la Puerta Bisagra, sin que enfoquen éstas el paso de cebra donde presuntamente ocurrió el atropello.

En las imágenes se observa que ocho segundos antes de que el autobús citado pasase por la zona, lo hizo otro autobús, en este caso urbano. Entre ambos circularon un par de turismos, no siguiendo ninguno de ellos el trayecto hacia la calle Carrera. Las siguientes cámaras en las que se ven los dos autobuses son las ubicadas en el semáforo de la misma calle previa a la rotonda de Azarquiel. En dichas imágenes, la distancia entre vehículos aumenta de los 8 segundos de Bisagra a los 30 en esta nueva ubicación, lo que deja entrever que pudo existir una parada en el paso de cebra del vehículo procedente de Argés, tal y como dijo la víctima.

El atestado policial muestra como la rodadura del neumático del autobús procedente de Argés coincide a la perfección con la marca del abrigo del perjudicado.El atestado policial muestra como la rodadura del neumático del autobús procedente de Argés coincide a la perfección con la marca del abrigo del perjudicado.En los días posteriores al suceso, la Policía Local identificó a una serie de testigos que suelen ser viajeros habituales de este servicio Argés-Toledo. Después de interrogar a siete usuarios de esta línea, seis confirmaron que viajaban en el trayecto del 12 de enero y solo uno no lo hacía. De los seis testimonios, cuatro reconocieron que hubo una parada rápida en el paso de cebra entre Bisagra y la calle Carrera y dos alegan que no se dieron cuenta. La totalidad de ellos afirmaron que no fueron conscientes de que se produjera ningún accidente o atropello en dicha parada, quizás porque todos argumentaron sentarse en las filas delanteras del vehículo, aunque uno de los testimonios sí que vio a la víctima -según las explicaciones policiales de la vestimenta- esperando al autobús en la parada de Argés.

Replicando el testimonio del perjudicado, éste se bajó del autobús detrás de una mujer. Ésta testificó ante la Policía Local que «normalmente me bajo del autobús en la avenida de la Cava, pero ese día me despisté, le pedí el favor al conductor y me abrió la puerta trasera en Bisagra justo al inicio de la calle Carrera. Abrió muy poco la puerta, lo justo para salir y volvió a cerrar», y ante la pregunta de los instructores sobre si vio a alguien bajarse del vehículo tras ella dijo que «no», recordando además el cierre posterior de las puertas.

Es en ese momento donde entran en juego las palabras del repartidor de butano. Éste testifica que cuando entra a la glorieta de Bisagra se encuentra a una mujer cruzando la calzada, detiene su vehículo y le pregunta que «si lo que hay más adelante de la calzada era el cuerpo de una persona, contestando la mujer que sí», tal y como detalla el atestado.

Después de tomar declaración a los diferentes actores, la Policía Local obtiene la autorización para supervisar el autobús vinculado con el atropello. Tras varios análisis y mediciones, los agentes concluyen que la marca que tiene el anorak de la víctima coincide exactamente con la del neumático del vehículo y, concretamente, con la rodadura de la rueda. Además, el abrigo presenta una mancha en una manga que encajaría con la sustancia que desprende el doblado de las gomas de la puerta en el caso de que cogiera del brazo al perjudicado. Tras esta inspección ocular, el equipo instructor concluye que la versión de la víctima «es totalmente viable».

La Policía Local, por tanto, contrasta la identidad del conductor de dicho servicio, prestando éste la siguiente declaración: «no tengo constancia del supuesto accidente de calle Carrera y que, si hubiera tenido algún indicio, lo más mínimo, hubiera parado», sin responder a más preguntas.

Entre otras pesquisas, los agentes instructores analizaron la velocidad del vehículo en la ubicación del accidente con un tacógrafo, pero al ser una parada inferior a un minuto no se detecta por este elemento.

Sea como fuere, las diversas diligencias mostradas por el atestado concluyen a juicio del equipo instructor que el conductor del autobús incumplió la legalidad al no «mantener la atención permanente a su conducción que garanticen su propia seguridad y la del resto de ocupantes»; así como que incumplió la ordenanza municipal de 'Régimen de Parada y Estacionamiento' al dejar a un viajero en un punto que no está considerado como parada. Por último, el atestado asevera que «existen los elementos racionales necesarios» para considerar que los hechos son constitutivos de un presunto delito de lesiones por imprudencia menos grave.

Los siguientes pasos en la investigación los tendrá que dictaminar un juez, pero lo que queda claro es que la Policía Local de Toledo no ha podido realizar mayor tarea silenciosa, efectiva y concisa para poner luz a los episodios vividos en una mañana de niebla densa en la ciudad.