Entre los pequeños empresarios de la región el comentario que se hace de vez en cuando sobre los fondos europeos es si alguno conoce a quien le haya llegado una ayuda de los Next Generation. Los comentarios que se hacen medio en broma también contienen algo o mucho de verdad. Según una cuesta a nivel nacional realizada por KPMG, solo algo más del 2 por ciento de las pequeñas y medianas empresas y de los autónomos del país han solicitado ya alguna ayuda a los Next Generation. Y solo un 10 por ciento seguía con la idea de presentarse a alguna convocatoria.
El panorama es parecido en Castilla-La Mancha. Los Next Generation nacieron como una forma de recuperarse de la crisis del coronavirus, pero transformando el tejido productivo, haciéndolo más competitivo. «Recibimos un aluvión de llamadas en 2021 preguntando por los fondos, preguntando qué había», recuerda el secretario general de la Confederación regional de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), Mario Fernández González, «al principio hubo un gran interés, veían en esos fondos la posibilidad de ayudar a las pymes, ser competitivas». Cuenta a La Tribuna que después no es que hayan perdido ese interés, pero que «según ha ido pasando el tiempo se han ido desalentando». Por eso ahora habla de cierta «falta de motivación».
¿A qué se debe esta desmotivación en tan solo un año? Fernández explica que «no es que no se estén moviendo los fondos», pero precisa que «se está moviendo determinados ámbitos, pero las ayudas a las pymes y autónomos no están llegando». Recuerda que ya al principio desde la patronal castellano-manchega reclamaron que era importante que estas ayudas no solo las conocieran todas las empresas sino que se adaptasen al tejido productivo de Castilla-La Mancha, en el que la mayoría de empresas son de tamaño pequeño o mediano.
Son varios los factores que dificultan el acceso de los autónomos o las pymes a las ayudas que vienen de Europa. Fernández menciona que por un lado «las convocatorias están muy atomizadas, para temas muy concretos». Explica que eso obliga a que los proyectos de las empresas «se tienen que adaptar exactamente de manera muy detallada a ese encorsetamiento». Cree que se deberían flexibilizar.
Otro problema que deben afrontar es la duración de los plazos, que a veces son muy breves. «Te salen convocatorias con días para presentar tu proyecto», apunta el secretario general de Cecam, «los plazos deben ser más amplios».
Tampoco ayuda nada, y menos en esta situación económica, los porcentajes de confinanciación. Es decir, el dinero que tiene que poner la empresas para conseguir la ayuda. Fernández señala que son porcentajes «muy altos» para un autónomo o una pequeña y mediana empresa. Además el contexto se ha complicado para conseguir esa financiación, con las subidas de los tipos y con las subidas de precios o de salarios que hay en el horizonte.
Todas estas trabas son las mismas para todas las empresas, pero una que tenga mayor tamaño tiene más facilidad para readaptar un proyecto y que se ajuste a una convocatoria concreta, para hacer la tramitación necesaria en un plazo corto de tiempo o para conseguir esa confinanciación que necesite. Para un autónomo o pequeño y mediano empresario, que bastante tiene con el día a día de la empresa, resulta bastante más complicado. Tampoco ayuda que las ayudas no salen todas del mismo organismo, sino que se convocan a través de muchos entes de la Administración y no resulta siempre fácil estar al tanto de qué subvención va a salir, a pesar de que la Junta o la propia Cecam han abierto sus propios portales específicos para intentar que sea más claro.
Como en todos los casos, siempre hay alguna excepción. Fernández señala que las ayudas del llamado Kit Digital han funcionado bien, orientadas a aplicar soluciones digitales a las empresas. «Era fácil de solicitar, los plazos de convocatoria han sido suficientemente amplios y ha habido mucha información», expone como algunas de las claves de su éxito.
La clave, regionalizar. Para Fernández una de las soluciones para conseguir que las ayudas a empresas de los fondos Next Generation lleguen a las pequeñas y las medianas pasa por regionalizar las convocatorias. En su mayoría, estas subvenciones en el ámbito empresarial son de ámbito nacional. «Todas las empresas tienen que presentar sus ayudas en el mismo buzón», explica. Yeso implica que una empresa de determinado sector de Castilla-La Mancha tiene que competir con las de otros sectores y con las de otras regiones, que tienen tejidos productivos completamente diferentes. Fernández asegura que eso a una región como Castilla-La Mancha le perjudica.
Pone un ejemplo de cómo lo que sí funciona es lo contrario: las ayudas regionalizadas. Fernández comenta que el Gobierno regional suele convocar las ayudas Adelante Inversión y que esas se demandan al 100%. «Si es regional, es más sencillo, más directo», asegura. Cree que hacer una modificación del proceso no sería tan difícil, pues se partiría haciendo una distribución de los fondos proporcionalmente entre las comunidades autónomas. «Si hay un presupuesto solo para las empresas de Castilla-La Mancha, van a ser solo las que se puedan beneficiar y eso ayudaría mucho a nuestras pymes y autónomos». Insiste en que es mejor para la ejecución de estos fondos, pues «una empresa está más habituada a poder pedir una ayuda a nivel regional, que las que salen a nivel nacional».
Todavía se estaría a tiempo de hacer determinados cambios que ayuden a que las pequeñas y medianas empresas puedan acometer esa transformación y ganar en competitividad, como plantea Europa. Fernández aconseja flexibilizar los contenidos de las convocatorias, ampliar plazos y regionalizarlas. Avisa de que si no se arregla, «cuando se acabe el plazo, ojalá me equivoque, creemos que va a haber cantidades de dinero que no se van a poder ejecutar».