Las letras son su vida y no puede ni quiere remediarlo. En su cabeza se mezclan miedo, inseguridades, destrezas y una creatividad que pide paso cada poco tiempo. Rosa Montero no es una escritora pendiente del marketing ni escoge cuidadosamente sus proyectos en función del mercado o de lo que puedan demandar sus lectores. Ella escribe y sus libros la escogen para llegar a imprenta. Por eso, acaba de lanzar un estudio en vez de una novela, cambiando el paso a unos lectores que esperan con impaciencia la cuarta entrega de Bruna Husky, ese avatar tecnohumano tan exitoso.

Presenta mañana por la mañana en Toledo  'El peligro de estar cuerda' y por la tarde recibe el premio 'Alice Guy' en la gala de clausura del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA). Un buen plan de fin de semana, imagino.

Sí, es un plan de fin de semana estupendísimo y pienso ir con mi perrita pequeña, que es un amor y se porta muy bien, una peluda preciosa. Me encanta el Festival CiBRA, ya estuve hace un par de años. Y el premio 'Alice Guy' es una maravilla. Estoy feliz y ya no digo nada de Toledo, con lo bonita que es la ciudad. 

¿Por qué decide publicar un estudio tan filosófico, transcendental, psicológico y terapéutico, quizá?

Es el libro de mi vida y ya empecé a escribirlo cuando era pequeña. En la primera línea del libro ya digo 'siempre he sabido que había algo en mí que no funcionaba dentro de mi cabeza'. Desde ese momento, he tenido preguntas que me han estado retumbando dentro del cráneo, persiguiéndome a veces, pero también embelesándome otras porque también era curiosidad. Primero pensé por qué mi cabeza era distinta, pero después la pregunta era por qué nuestras cabezas son distintas y por qué una serie de personas necesitábamos sentarnos en una esquina de nuestra  casa para inventar mentiras. 

Y luego cuando tuve mi primer ataque de pánico a los 16 años pensé que estaba loca y empecé a preguntarme qué es la locura y la cordura, qué relación hay entre ambas cosas y entre la creatividad y la locura. Son cuestiones que realmente han estado dando vueltas toda la vida y han aparecido tangencialmente en otros libros, como hace 20 años con 'La loca de la casa', un título que no tiene que ver con la locura pero sí con la imaginación, según Santa Teresa. Y ya hace cuatro y cinco años recibí un telegrama del inconsciente, porque tú no eliges los libros que escribes, te escogen a ti, y un día me levanté y me dije ahí está el telegrama y el próximo libro que harás será sobre estos temas.

¿Encajaría bien con su nueva obra aquella frase de Víctor Hugo: Vivir es como caminar por la cuerda floja, sólo algunos mantienen el equilibrio'?

Pues sí, aunque soy más optimista que Víctor Hugo. Creo que somos animales profundamente adaptativos y supervivientes, más tenaces que las cucarachas y al final casi todos mantenemos el equilibrio. La capacidad de adaptación es lo que nos ha hecho tan exitosos como especie y ser un virus para el planeta.

¿Es peligroso estar cuerdo? ¿Es posible hablar de cordura total?

No. El título del libro es un verso de Emily Dickinson y ahora sabemos que ella, probablemente, fue violada por su padre y por su hermano mayor y lo que ella hablaba en un poema precioso, del que he extraído este verso, se refería a esa cordura como a esa ley terrible, tiránica y abusadora de su padre en esa casa de 1900. Frente a esa cordura que era el horror de la vida ella se planteaba la supervivencia a través de la belleza y de la poesía.

La normalidad no existe, y no lo digo yo sola, hay un estudio de 2018 de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, que concluye eso. Que la normalidad es una media estadística entre todas las posiciones de los seres humanos, así que no habrá una sola persona en el mundo que atine en todos sus parámetros con esa media, con lo que todos somos divergentes en algo, unos más raros que otros, por supuesto. 

Lo normal es ser raro, por así decirlo. Así que cuando alguien me dice que es muy normal siempre pienso que realmente no se conoce a sí mismo. 

Ya decía con la novela 'Tiempos del odio' que la normalidad no existe.

Efectivamente. Esas preguntas y esas ideas han estado mucho tiempo dando vueltas en mi vida todo el tiempo.

¿Qué le dan las hadas en este nuevo libro?

Me han dado alas para volar y un oído musical. Este libro lo he escrito siguiendo la música de la historia más que en ningún otro. Es mi libro más musical en ese sentido, más rítmico. Me atenía a un bosque impenetrable de datos con todos los que había reunido y llegué a pensar que iba ser incapaz de encontrar el camino a través de toda esa información, pero  decidí seguir la música del libro y esa música me ha llevado a puerto y me ha permitido terminarlo. 

Quizá sus lectores esperaban nueva novela, ¿no?

No sé qué esperaban mis lectores, pero tú escribes lo que necesitas escribir. No escoges el libro que escribes, te escoge el libro a tí. Y la verdad es que está siendo uno de mis libros más exitosos, está el número uno en no ficción y la gente me está diciendo cosas tan bonitas que muchas veces lloro literalmente con los lectores. 

Pero también es cierto que con este nuevo libro los lectores y seguidores la conocerán más de cerca, más de carne y hueso, con sus miedos, sus fobias, sus aciertos...

No es eso, no es que me conozcan más de cerca porque no he escrito  un libro testimonial, ni lo he escrito para decir: 'A mí me pasa esto', lo he escrito para intentar entender lo que nos pasa. Cada vez que cuento algo que me pasa a mí lo pongo en paralelo con lo mismo que dicen otros autores. Cuando hablo de mí misma es sólo tomándome a mí como una referencia más a la hora de intentar entender algo. 

La instrospección es una vía de conocimiento, pero para que sea válida tiene que ser implacable, como el entomólogo que analiza un escarabajo... Tú mismo tienes que ser escarabajo de estudio.

¿Es un mito eso de que hay que estar loco para crear?

 Más que un mito es una mentira y una estupidez. Todos los expertos coinciden en decir que lo que llamamos locura, que está muy mal definido por los trastornos mentales graves, no solo no te ayuda a crear si no que te deshace como creador. Todos los artistas que han llegado a tener una crisis grave  mental han dejado de crear, como Holdein o Schuman. Es un absurdo y un tópico. 

Dice al comienzo de su libro 'que la vida es una constante reescritura del ayer', con lo que coloca a la infancia en un papel protagonista.

Sí. La infancia es un papel protagonista, pero también es un relato, una mentira y un verso precioso de Wordsworth que me encanta y dice: 'El niño es el padre del hombre'. Esta cita ya la he usado al principio de una novela mía, 'En el corazón del tártaro'. Partimos de ahí pero la infancia no es obligatoriamente el lugar donde vas a seguir pasando tu vida. Insisto en que la infancia es un cuento que nos contamos y podemos cambiar ese relato, ir reescribiendo el ayer y cambiar de vida. 

¿Qué manías tiene Rosa Montero que no consigue superar ni con una buena dosis de raciocinio?

Tengo todas y lo cuento en el libro. Tengo el síndrome del impostor y una inseguridad salvaje, pero también es verdad que toda mi vida he luchado contra esa inseguridad, y me he puesto en riesgo porque no me ha impedido hacer las cosas. Esa es la diferencia, si te atreves, vives, y si no, no vives.

¿Buscaba con este libro visibilizar la importancia de la salud mental?

No lo buscaba. No escribes para enseñar nada, escribes para aprender. Buscaba respuestas, pero durante toda mi vida visibilizar la importancia de la salud mental ha sido uno de mis temas. He escrito muchísimos artículos al respecto y, por supuesto, es uno de mis temas importantes. Al final, aparece, pero no era algo que tuviera claro en mi cabeza.

Tendrá nuevos proyectos, imagino. ¿El siguiente será otra novela?

Pues el siguiente será la cuarta entrega de Bruna Husky... Así que a ver si paro de una vez con esta promoción.