Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


¿Y la playa?

30/03/2023

Esto es una locura. En poco más de un mes, Toledo se ha convertido en un inmenso plató en el que los mismos actores e idéntica protagonista han desplegado todo su glamour para interpretar una ficción que se despliega en capítulos dignos de un caduco folletín. Y eso que desde el Nodo está todo inventado. Es cierto que ahora el color, el brillo, el photocall y  los canales de YouTube dan otro aire a esos anuncios rutilantes, pero la esencia es idéntica: promesas de humo, que constituyen un ejemplo de infinita propaganda, pagada con dinero de todos. El culto a la personalidad es un ejemplo de esa política rancia en la que a los potenciales votantes se les considera seres poco inteligentes, incapaces de distinguir la realidad del mero atrezzo.
Vamos por partes: las escenificaciones de este prolongado sainete se han sucedido a velocidad de crucero. La misma que ha faltado para sacar, por ejemplo, un Plan de Ordenación Municipal en dos legislaturas. De momento, nos anuncian un Nuevo Palomarejos, con viviendas y equipamientos en edificios que no son municipales, como el Virgen de la Salud, la escuela de Enfermeras o el cuartel de la guardia civil de la avenida de Barber. Y aquí hago un paréntesis porque el cese por asuntos turbios de la directora general de la Benemérita,  señora Gámez, tal vez suponga un cambio de planes en lo de construir un cuartel en la Peraleda. Ojalá. No olvidaré la prepotencia, propia de una señora feudal, de la exdirectora de la Guardia Civil, sentando cátedra sobre el terreno de la Peraleda, inundable y en un ámbito de protección patrimonial, donde proyectaba, con mucho desahogo y sospechosas complicidades, una infraestructura de 60 millones de euros. Cierre al salir.
Vuelvo al Nuevo Palomarejos, en el que se anuncia un Palacio de Deportes, que ni el Wizink Center. Pero eso no es nada, que el parque de la Vega, un recinto histórico y muy querido por los toledanos, se va a transformar tal vez en otro Retiro, pero con un mirador. Y en dos alturas. Ni las cataratas del Niágara ni el Gran Cañón del Colorado llegan a tanto. Como sigamos así, tal vez se reescriba la historia de Toledo, que ejemplos ya estamos viendo en estos tiempos de distopía y de mediocre surrealismo.
En medio de este dantesco espectáculo, del que aún espero unos cuantos capítulos, el pasado sábado decenas de organizaciones ciudadanas y ecologistas de España y Portugal se reunieron para pedir ríos limpios para la vida, una reivindicación más que justificada en Toledo, donde el Tajo lleva demasiados años expoliado por un avaro trasvase, que se suma a un sinfín de vertidos que han convertido el patrimonio natural de la ciudad en una vergonzosa cloaca.
Esperaba más asistentes. Es una causa justa, más allá de cuestiones ideológicas. De hecho, miren ustedes, hay un proyecto que echo de menos en esta amalgama de promesas, más que nada porque debería ser una realidad: nuestra playa. Los propagandistas ya ni se molestan en mencionarla. Pero unos cuantos locos, idealistas, independientes y soñadores, tal vez, vamos a seguir luchando por un Tajo limpio y caudaloso, que devuelva ese esplendor a Toledo, que ni ese ficticio Palacio de Deportes, ni ese mirador en la Vega, horror, nos va a proporcionar. Gloria al Tajo, que el humo de anuncios vacuos se apaga con agua.