Los toros, de la plaza a la mesa

Mario Gómez
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La primera conferencia del ciclo 'Los Jueves de Domingo Ortega', tuvo como protagonista ayer a Antonio Martínez Iniesta, académico de la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha

Antonio Martínez Iniesta (d.) fue el encargado de inaugural el ciclo ‘Los Jueves de Domingo Ortega’. - Foto: Dominguín

La vinculación de la gastronomía y la tauromaquia no hace falta buscarla en tiempos pasados o zonas lejanas. El vínculo entre el ámbito gastronómico y el mundo del toro queda patente y está mucho más presente de lo que imaginamos y en ocasiones percibimos.

Si bien es cierto que el ámbito culinario está presente en los festejos taurinos, donde es habitual ver familias o grupos de amigos compartiendo viandas; hay una parte quizá más desconocida, que no por ello es menos importante.

Sin ir más lejos la carne de toro de lidia, principal protagonista de los festejos taurinos, es uno de los productos nacionales menos conocidos y consumidos en España. Ello a pesar de que se trata de un animal que ha sido criado a base de pastos, sin engordantes artificiales, cuya vida se ha desarrollado en libertad y cuyo ejercicio físico ha sido constante.

La Federación de Asociaciones de Raza Autóctona de Lidia define la crianza como «un sistema de crianza respetuoso con el medio ambiente en el que los animales son alimentados con las mejores materias primas», algo que no hace sino poner en valor un producto bajo en grasa, rico en omega 3, con alto contenido en proteínas de alto valor biológico.

Esto la hace más que atractiva, tal y como explicó Antonio Martínez Iniesta, Académico de Número de la Academia de Gastronomía de Castilla la Mancha, en la primera cita del ciclo de conferencias 'Los Jueves de Domingo Ortega', organizadas por el Ateneo Científico y Literario de Toledo y por la Plaza de Toros de Toledo; celebrados en el Aula Cultural del coso toledano. 

Martínez ahondó en «el arte culinario vinculado a la gastronomía taurina». Una gastronomía que en palabras suyas «idolatra al toro de lidia a pesar de que su carne no sea apreciada». El académico recordó que «se puede disfrutar de la tauromaquia también en el plato», poniendo en valor la crianza del toro y el sabor y valor proteico de su carne.

Además de la percepción sensorial, la tauromaquia también aporta valor a la hostelería, puesto que según datos de ANOET, origina 142.000 puestos de trabajo directos e indirectos, siendo muchos de los cuales en sectores como el turismo y la hostelería.

A este impacto económico, habría que sumar el que de cada 50 euros que se invierten en una entrada, revierten 90 en negocios hosteleros, según indicó el ponente.

Abriendo el abanico de influencias de la tauromaquia, también se refleja su privanza en los fines solidarios, en festejos taurinos tan consolidados como los del Cotolengo o Asprona en Albacete, la clase práctica celebrada en la plaza de toros de Toledo el pasado 5 de noviembre a beneficio del Banco de Alimentos y Cáritas, o la corrida del próximo 25 de marzo en la plaza de toros de Navalcarnero a beneficio de la Federación Española de Bancos de Alimentos.

«Decir tauromaquia es decir mucho más que un arte; es decir una actividad que influye en otras artes, como la pintura, la literatura, o la música y por supuesto la gastronomía», sentencia.