Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El cuatro por ciento

13/10/2022

Mira tú por dónde el sanchismo ha ganado al pujolismo y el independentismo en el porcentaje. Lejos de Maragall y su tres por ciento, el Gobierno de España ha decidido junto a los sindicatos de clase - los que van a clase de doctrina y chupa chup- que van a subirse el sueldo un cuatro por ciento en pleno período inflacionista. Oiga, señora… Ni uno ni dos ni tres… Sino el cuatro por ciento, quién da más, que me lo quitan de las manos… Se cumple así el viejo axioma de los hechos y la realidad, según el cual la izquierda reparte, reparte y se queda con la mejor parte. No puedo dejar de citar a mi admirado Rodríguez Brown: «Señora, los ricos son usted, señora». Y como tal, van a por usted, señora.
Hemos llegado antes de lo que pensábamos a una economía planificada y quinquenal, como en los años de la nieve y la estepa. Ya se cuentan por quinquenios los períodos en los que Sánchezstein se apoltrona en Moncloa y se sube el sueldo. Es cierto que no le hacía falta, pues ya tenía Falcon y Mareta a su disposición. Pero oye, un caramelo no le hace daño a nadie. Además que es presidente del Gobierno y ha de cobrar lo suyo; no como Rajoy que perdió dejando la notaría. Pedro Sánchez dejó la Caja Madrid y la concejalía de distrito. Solo por eso y lo listo que es, este muchacho debe cobrar más.
Hemos llegado a la economía peronista soñada de la izquierda húmeda, según la cual las clases productivas se han de deslomar porque son lo peor del mundo y la existencia. Se les ocurre la peregrina idea de trabajar y hacerse ricos cada mañana cuando se levantan. Gentuza de mal vivir y peor cobrar, que esquilma a los pobres y se relamen sus panzas brutales mientras fuman puros que otros no pueden fumarse. Una vergüenza, vaya. A cambio, la izquierda nos ofrece sus clichés prescritos de convivencia y salubridad. Renuncie a ser rico como ellos y cálcese las alpargatas de pobre y buen subsidio. La intervención de Nadia Calviño el otro día en el Congreso fue la demostración definitiva de que Juan Domingo ya está aquí, a la espera de su Evita. Que ya no sabemos si es Yolanda, Belarra, Montero o la propia Calviño.
Mientras tanto, se cumple la especialidad del sanchismo, que son los cinco platillos girando al mismo tiempo en el centro de la pista. Así, para que el cuatro por ciento pase de puntillas, se agita de nuevo la ley de memoria histérica y José Antonio. Bendito sea Dios. Se ponen a bramar cinco jachos en un colegio mayor y les mandamos la Fiscalía y la Guardia Civil. Hacemos debate de la juventud, divino tesoro, mientras la maldecimos y condenamos al ostracismo, el pluriempleo y el subsidio. Es la primera vez que una generación se jacta de vivir mejor que sus hijos y a costa de ellos, pues nadie quiere que le quiten su porción y el que venga detrás que arree. En esto tiene razón Ciudadanos, aunque los pongan verdes porque dicen la verdad. Con sueldos de setecientos euros es imposible pagar pensiones de tres mil. Pero sigan con los cinco platillos en la pista del circo.
Estos socialistas son fabulosos y divertidos, no debían dejar de gobernar nunca. Hasta que sobreviniera la ruina, claro. Entonces ya entraría la derecha tonta – Federico dixit- y arreglaría el estropicio de siempre. Qué calamidad para la ideología y la superestructura de  izquierdas que la realidad se haya revelado de derechas. Hay que tener cuajo para sostener todavía la economía planificada después de sus resultados. Un cuatro por ciento más de miseria en nuestras vidas.

«Estos socialistas son fabulosos y divertidos, no debían dejar de gobernar nunca. Hasta que sobreviniera la ruina, claro»