Editorial

Una llamada a repartir los costes de la crisis de precios

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Malas noticias para los consumidores. El Banco de España estima que tres de cada cuatro empresas españolas habrán subido los precios cuando llegue el otoño, según una de las conclusiones de la encuesta sobre la actividad empresarial. Un 38 por ciento de las compañías ya ha tenido que aumentar los precios de sus productos desde marzo de este año, a lo que se unirá otro 36 por ciento que prevé hacerlo durante los meses de verano. El bolsillo de los ciudadanos ya está notando esta subida generalizada de bienes y servicios, sin que hasta el momento haya visto incrementado sus ingresos y esta situación no se puede alargar durante muchos meses más. Expertos e instituciones reclaman al conglomerado empresarial que se repartan los costes de la crisis, lo que significa que, por un lado, los trabajadores no exijan muchos aumentos de sueldo al ritmo del IPC para mantener el poder adquisitivo y, por otro, que las empresas aguanten la presión en los márgenes de beneficio y no tiren hacia arriba de los precios.

La tensión de costes no puede recaer solo en los trabajadores y consumidores. Cuando la inflación comenzó a crecer a un ritmo acelerado el Gobierno español trató de detener sus consecuencias diciendo que era algo coyuntural, que comenzaría a descender en unos meses. Sin embargo, ya llevamos muchos meses y la curva no deja de subir hasta el punto de tener que admitir que este proceso inflacionista va a durar más de la cuenta. Y por el momento no se ve el final, ya que hasta el propio Banco de España reconoció ya hace unos días que la inflación seguirá alta durante un tiempo. Esto va a llevar a las empresas a apostar por subir los precios finales para intentar proteger así sus márgenes de beneficio. Aunque han intentado resistirse a trasladar el aumento de los costes (personal, energía, transporte, etc) hacia el consumidor, finalmente las propias compañías estiman que deberán repercutirlos porque, al menos hasta junio de 2023, siete de cada 10 seguirán con una presión de costes elevada.

Habrá que esperar a los próximos meses para vislumbrar un horizonte que nos permita ser más optimistas. En estos momentos hay algún ligero indicador que debe confirmarse después del verano para comenzar a revertir esta situación. En el segundo trimestre, un 76,8% de las empresas sufrieron un aumento de costes de los consumos intermedios, un porcentaje muy elevado pero cinco puntos inferior al de las compañías que estaban en esta situación en el primer trimestre. Esto le permite al Banco de España hablar de «una incipiente desaceleración de las presiones de costes» en casi todas las ramas, a excepción de la construcción y la hostelería, donde siguen creciendo. No obstante, los bolsillos de empresarios y consumidores aún no han notado este cambio de tendencia y debemos esperar a su confirmación.