Francisco Muro de Iscar

MUY PERSONAL

Francisco Muro de Iscar

Periodista


Sobrevivir al naufragio

17/03/2022

Decía Noel Clarasó que "la vida es un naufragio en el que, a última hora, solo se salva el barco". Ahora, ni eso. Estamos naufragando todos y lo único que cambia son los mares o los océanos. Y los que todavía no lo sienten, que esperen un poco porque les va a llegar el maremoto. Hay quien, como Irene Vallejo, escribe para sobrevivir a los naufragios, y otros, como Putin que los provocan, aunque yo no apostaría porque lo que ha provocado él no acabe llevándoselo.

Lo que no está claro, al menos en Ucrania es que se salve el barco. La destrucción física innecesaria, brutal y criminal que está produciendo en ese país solo es menor que la enorme pérdida de vidas humanas y que el éxodo de millones de personas inocentes.El riesgo de naufragio no es solo para ellos. Es para todos los países del mundo. Esa es la desventaja de la globalización, que, aunque ahora no lo parezca, también tiene ventajas. Cuando aún no nos hemos recuperado de la pandemia y ya ni contamos los muertos del Covid, nos llega esto. Y empezamos a hablar de estanflación y de esas cosas que asustan.

Si no creamos riqueza y todo cuesta más, la pobreza y la desigualdad crecerán también y los que ya no tenían nada tendrán menos que nada, que es la pura miseria. Pero, salvo los muy ricos, que siempre tienen otro barco si se hunde el suyo o se lo incautan por ser amigos de Putin, todos vamos a perder mucho y vamos a tener que racionar muchas cosas, no solo la calefacción. Peligran las clases medias, ya tocadas por la pandemia, peligran los mayores y sus pensiones y los jóvenes van a tener difícil salir del agujero negro de la falta de empleo, los sueldos bajos y la imposibilidad de crear una familia. Los subsidios como el Ingreso Mínimo Vital, se han demostrado muy limitados e ineficientes.

Mantener el Estado del Bienestar va a ser una heroicidad, pero sin eso, ¿qué nos queda? El riesgo es máximo. Hay más de 100 millones de personas en situación de extrema pobreza en el mundo y en España la cifra también es millonaria, aunque siempre están los recursos de Cáritas, de los Bancos de Alimentos o de las organizaciones que echan una mano a quienes no pueden ni pagar la luz ni tener una comida caliente. También aquí solo hay una salida: la unidad de los demócratas y el aislamiento de los demagogos.

Sánchez debería soltar lastre ya y gobernar con quienes pueden ayudar a salir del hoyo. Porque los que van a tener muy difícil escapar del naufragio colectivo, son los que mandan en Podemos sea de forma presencial o a distancia.

Es impresentable acusar al PSOE -y a los demás partidos democráticos- de ser "el partido de la guerra" y seguir en el Gobierno de la guerra, todo para no reconocer que la guerra solo tiene un partido, el de Putin. Deberían pasarse los días y las noches delante de la embajada rusa con carteles kilométricos de "No a la Guerra". Pero tendrían que volver a nacer y reconocer que el hilo de esta madeja empieza en Stalin y que antes de Ucrania, la doctrina que defienden y de la que mamó Putin, ya aplastó muchos países y causó decenas de millones de víctimas inocentes. Lo mismo pasa con el independentismo catalán en general y con su cabeza errante, Puigdemont, en particular. No pueden ser claros porque tienen que pagar apoyos que les llevaron a la sedición. Muchos políticos nos toman por tontos y nos tratan como a tales. Pero que se enorgullezcan de eso y sigan cobrando sueldos de cien mil euros que salen de nuestros bolsillos, es un escarnio.