El violinista talaverano que pisó el Carnegie Hall

Leticia G. Colao
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Alfredo Ancillo vivió como una experiencia «inolvidable» la actuación con la Orquesta Sinfónica de Madrid en la sala de conciertos más importante del mundo, en Nueva York. Es el primer talaverano sobre este icónico escenario

El violinista talaverano que pisó el Carnegie Hall - Foto: L.T.

No es ya como un sueño, es que casi que me podría retirar después de esto». Así de claro se mostraba el talaverano Alfredo Ancillo poco antes de subirse al avión que le llevaba a vivir una aventura que, por sorprendente, no se había atrevido ni a soñar.

Era su primer viaje a Nueva York  y lo hacía para tocar con su violín en la sala de conciertos más «icónica e importante» del mundo. Empezó con 13 años en la Escuela Municipal de Música y Danza Eusebio Rubalcaba, en Talavera, y ahora, 24 años después, ya con 37, actuó junto a sus compañeros de la Orquesta Sinfónica de Madrid -orquesta titular del Teatro Real-, en el Carnegie Hall. «No solo es una sala importante sino todo lo que lleva a ese concierto», indica emocionado el violinista, que a pesar de su juventud, cuenta con una trayectoria musical llena de éxitos. Siguiendo sus palabras, «no todos los conciertos son iguales, aunque uno como músico se tiene que tomar cada concierto como el más importante, pero hay algunos que son más especiales que otros y este jamás se me hubiera pasado por la cabeza que me iba a ocurrir».

En sus mágicas paredes, esas que el talaverano había visto cientos de veces en películas, y donde han tocado ilustres de la música mundial, la Orquesta Sinfónica del Real registró una actuación espectacular, de esas que tardan en olvidarse, y donde la música española fue la gran protagonista.

Ha sido además la primera vez que el Teatro Real de Madrid ha llevado su orquesta a América. Siguiendo su estela, Ancillo es el primer talaverano que se sube a este magno escenario.

Lo ha hecho como colaborador violinista de la Orquesta Sinfónica de Madrid, bajo la dirección de Juanjo Mena y en el marco del Mes Nacional de la Herencia Hispana de Estados Unidos y en el 40 Aniversario del Hermanamiento de Madrid y Nueva York, motivo por el que también asistieron el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y su homónimo en Nueva York, Eric Adams, además de  S.M. la Reina Sofía.

El espectáculo fue grandioso, tanto que sus protagonistas parecen no haber despertado del sueño «Aún no lo he asimilado y no lo haré hasta que pasen unos meses», asegura el talaverano, que no duda en calificar la experiencia como «inolvidable».

Los profesionales de la Orquesta Sinfónica del Teatro Real comenzaraon a vivir el concierto antes de pisar el escenario del Carnegie Hall, paseando por sus pasillos, camerinos o la sala de orquesta, llena de carteles antiguos e históricos de los grandes que han pisado esa plaza. «Solo con saber la historia que hay detrás de esas tablas, el respeto te recorre por el cuerpo y estás al máximo», asegura en declaraciones a La Tribuna. Esa energía se dejó notar «al inicio del concierto, antes de empezar a tocar, y ver la sala llena hasta arriba es un subidón que lamentablemente no te puedo explica con palabras», añade.

El trascurso de la actuación, con la colaboración del pianista Javier Perianes y de la soprano Sabina Puértolas, y donde interpretaron obras de Manuel de Falla, Isaac Albéniz, o Pablo Sorozábal, se desarrolló «muy cómodo» para Ancillo porque «la acústica de dentro del  escenario ayudaba bastante y el sonido se proyectaba con mucha facilidad».

Por supuesto, el público se fusionó con la Orquesta de forma progresiva según avanzaba el concierto, finalizándolo de pie y completamente emocionados. «Fue una experiencia en conjunto completamente inolvidable».