Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


A rey muerto,…

21/04/2022

Suele decirse que todos los refranes trabajan. Es unánime considerarlos como exponentes certeros de la sabiduría popular. Transmiten enseñanzas, reflejan situaciones cotidianas, aconsejan sobre modos de comportarse o censuran hábitos sociales. Alguna vez leí que son un almacén de sentido común y una forma de entender el mundo gracias a los ojos de quienes nos precedieron, convirtiéndose en consejos que llegan hasta nosotros con lenguaje sencillo, condensando en pocas palabras la experiencia y conocimientos de nuestros antepasados.
Escarbar en el origen de cada refrán es empeño donde se entremezclan distintos pilares de nuestra propia cultura: saberes de la antigüedad, textos bíblicos, personajes históricos y legendarios, obras literarias, preceptos morales o gestas de héroes varios. En ellos, como en tantas otras facetas de nuestro acervo, realidad y ficción caminan de la mano. Así, por ejemplo, se atribuye aquello de 'a rey muerto, rey puesto' a una respuesta que Felipe V, el Animoso, dio a quienes querían resguardarle de riesgos innecesarios durante el asedio al castillo de Montjüic para vencer al Archiduque Carlos en 1706. Hoy, en el hablar cotidiano, utilizamos tal frase para referir la rapidez con la que se ocupan los puestos vacantes y que en el fondo ninguno somos imprescindibles.
Durante la Semana Santa, en la fachada de la sede de Partido Popular de Castilla-La Mancha, en el toledano barrio de Santa Teresa, han sustituido una gran fotografía que mostraba a Francisco Núñez con el sonriente Pablo Casado por otra en la que el líder conservador regional aparece eufórico junto a Alberto Núñez Feijóo. Además de evidenciar público acatamiento hacia quien desde hace tres semanas es su presidente nacional, este cambio de imagen también pone de manifiesto lo fútil y volátil con que algunos entienden las lealtades en la vida política. El relevo habido en el partido de la oposición fue un proceso traumático y fulminante, donde los barones regionales, impudorosos y sin sonrojarse, saltaron de un barco a otro, dejando más solo que la una a quien durante los últimos años les había liderado. 'A rey muerto, rey puesto', me dije al pasar frente al nuevo vinilo fotográfico. Y luego, unos pasos más allá, cavilé aquello otro de «quién te ha visto y quién te ve, antes Jenaro con 'j' y ahora Genaro con 'g'».