«En el Quijote hay más sabiduría y fuerza que viendo Netfix»

F. J. R.
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El autor del libro 'Hispanofilia. España frente a su destino' considera que «globalismo, posmodernidad y separatismo son los tres pilares del monstruo que tenemos enfrente»

«En el Quijote hay más sabiduría y fuerza que viendo Netfix»

¿Cómo surgió 'Hispanofilia'?

Es una reflexión sobre la situación de España, en el contexto peculiar que tenemos a día de hoy dentro de nuestras fronteras y fuera de ellas. Y a su vez es una reflexión sobre el proceso histórico de España, que es el que nos permite entender esa situación.

El libro platea que hacia fuera España está en un proceso de disolución, que hay un peligro de disolución de lo español en el ámbito del globalismo y la posmodernidad, y hacia dentro está en riesgo de balcanización o fragmentación, con todo lo que sería el bloque de la plurinacionalidad; que es así como se hace llamar a si mismo, y que yo en el libro he llamado la antiespaña.

Y lo he llamado así aposta, porque éste es un libro que se posiciona, en el sentido de que considera que ese bloque propicia la ruptura de la convivencia, de la justicia social, de la identidad histórico-política, de la identidad antropológica… entonces, al final son antiespaña porque ellos no engañan, ellos quieren la Confederación de Repúblicas Ibéricas. Sacan hasta la palabra España de la ecuación.

Frente a eso se escribe el libro. Y para contestar y confrontar esta situación, el libro hace una filosofía de la historia, y es donde se plantea cómo el proceso histórico de España ha terminado siendo el proceso a través del cuál España se ha ido aviniendo a marcos ideológicos que por sí mismos vaciaban de sentido histórico e identitario a nuestro país.

Con la pandemia se ha visto hasta qué punto hay debilidad mental. La salud mental del hombre medio occidental está devastada. Frente a todo eso, el libro confronta, pone argumentos y da alternativas.

Y entonces propugna volver a lo que llama en el libro 'Educación visigoda'.

En el libro hay una primera parte que es el análisis de la enfermedad y de cómo hemos llegado hasta esa enfermedad. En la segunda parte se dan alternativas, por eso se llama 'El reencuentro de España consigo misma', y en ese reencuentro es donde empiezas a encontrar perlas de sabiduría que son antitéticas al desmadre y la estupidez contemporáneas. Entre esas perlas yo señalo varias, y una de ellas es la educación visigoda, las orientaciones de San Isidoro de Sevilla a la nobleza visigoda de cómo debían educar a sus hijos. Eso es una maravilla que se desconoce. San Isidoro da un manual de educación a la aristocracia goda. Y lo que ahí se dice es aplicable a hoy en día.

Hoy muchos hablan de la pérdida de valores de la sociedad.

Total. San Isidoro de Sevilla está dando claves de educación y formación que son una respuesta no ya a hacer buenos visigodos en la Alta edad Media, sino para hacer personas sólidas y bien articuladas en un tiempo de tribulación.

Por eso incluyo un capítulo sobre educación visigoda, pero hay más. También hay un capítulo sobre educación sobre el Quijote, y le pongo en valor ese libro en relación a los tiempos que corren. Y digo, en el Quijote hay más palancas de sabiduría y de fuerza que en nada que te vayan a enseñar a día de hoy viendo Netflix.

¿Volver al caballero español? ¿Todo es culpa de la sociedad moderna?

El ideal del caballero está claro que se contrapone al ideal del pequeñoburgés. La modernidad se basa en que idealiza la vida pequeñoburguesa y al final le sale mal, porque ya no solo el resultado es la mediocridad pequeñoburguesa, sino que es el sujeto descompuesto e infeliz, independientemente de cuál sea su logro de prosperidad material.

Pero si hay que ir a las raíces de esto, por un lado está el nihilismo, que se cuela en la cosmovisión europea y la revienta, que tiene que ver con la falta de autoconocimiento. Y por otro hay una leyenda negra, hay una narrativa que pretende desactivar los aportes de la singladura española a lo largo de los siglos. España sería un oprobio. Estas narrativas negrolegendarias hacen parte de la herida que tenemos, porque impiden mirar al pasado para rescatar esas perlas de sabiduría e impiden conectar al sujeto con su propio pasado. Pretende levantar una especie de anatema general a la historia de España. Y esto es evidente cuando ves que para muchos partidos políticos, yo diría que para todos, España gira sobre el mito fundacional de la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo. Es como si no existiera nada antes. Cuando resulta que todo lo demás anterior a ese momento histórico es lo realmente valioso de la historia de España.

Globalismo, posmodernidad y separatismo son los tres pilares del monstruo que tenemos enfrente.

¿Cómo ve en esa descomposición de España el tema de las comunidades autónomas?

En el libro no se entra a ese nivel, es más de filosofía de la historia, pero hay un capítulo sobre la Constitución del 78. La Constitución tiene una cierta trampa, porque dice que España es una nación única e indivisible integrada por regiones y nacionalidades. Ese último término tiene la trampa. Se ha otorgado a las regiones una categoría de nación en potencia o de región natural en potencia de ser también región política. Pero eso es contradictorio con el propio artículo, que dice que España es una e indivisible. La redacción del artículo es contradictoria y estamos obligados a, sino cambiar la Constitución, que no es tan fácil, sí revisar ese artículo y ver si no hay una coherencia. Si hay una región con lengua propia, por ejemplo, que se den mecanismos políticos para que esa lengua se desarrolle, pero no para que se den mecanismos que esa lengua sea excusa de secesión.

España hay que entenderla como una unidad en la diversidad y una diversidad en la unidad.

Pero en ese aspecto hoy nadie se mueve de su postura.

Está todo perdido. No se quiere razonar. El nihilismo, tarde o temprano, conduce a la negación del razonamiento. Lo que se hace es la primacía de lo emocional y lo pulsional. Vives en una sociedad de adhesiones ideológicas pulsionales. Si no hay una instancia superior al sujeto que le da el criterio de discernimiento para vigilar si las ideas, sentimientos y adhesiones son acordes al orden del ser, o no, esa sociedad va a terminar atomizada, porque cada uno va a tener su propia verdad. Eso es contrario a cualquier tipo de sabiduría superior. Existe la verdad de las cosas.

El mundo moderno se basa en el relativismo, la posmodernidad es tremendamente relativista, y eso genera la autodeterminación de la subjetividad. El sujeto considera que su propia subjetividad es la que marca la vía. No hay un criterio superior al suyo.

A la hora de la verdad, no se va a solucionar esto publicando libros, grabando podcast o razonando, pero hay que hacerlo. Porque es la semilla. Una parte importante de la ciudadanía ya está podrida, no va a razonar.

Los nacionalistas, por ejemplo.

¿Hay razón suficiente en la realidad histórico política y antropológica de Cataluña para reclamar el derecho de autodeterminación? Obsérvalo con objetividad. No la hay.

Tampoco la hay desde el punto de vista económico. La autodeterminación es egoísmo de región. Pretende romper con la caja común, con la unidad de recaudación, la unidad de distribución, la unidad de decisión. No hay nada más solidario que la solidaridad interterritorial. En el momento que un partido separatista quiere romper la unidad de decisión, solo decididos nosotros; la unidad de recaudación, lo que yo recaudo es solo mío; y la unidad de distribución, solo distribuyo entre los míos, ¿alguien puede creer que eso es progresista?

¿Por qué lo llamados progresistas se adhieren al separatismo? Pablo Iglesias habla del bloque de la plurinacionalidad como bloque progresista. Romper la caja común con la que pagamos es egoísmo. Y no se puede entender por qué movimientos de izquierda se ponen del lado del separatismo. Ahí hay una hispanofobia. Y por eso yo propongo una hispanofilia.