El eucalipto de la Vega: un gigante abatido por el frío

Enrique García Gómez*
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Fue plantado en el año 1940 sobre una inmensa y antigua escombrera. Su grandioso volumen, con una altura de algo más de 20 metros, se debía a que no era un solo ejemplar sino tres pies principales que brotaban prácticamente del mismo punto

El eucalipto de la Vega: un gigante abatido por el frío - Foto: Enrique García Gómez

Los eucaliptos, de los que se conocen cerca de 500 especies distintas, la mayor parte endémicas de Australia, se plantaron por primera vez en Europa en torno a 1771 -en Inglaterra-, si bien a España no llegaron hasta pasada la primera mitad del siglo XIX. Desde entonces, en nuestro país la especie más cultivada es el eucalipto rojo o Eucalyptus camaldulensis, especialmente en las regiones con clima mediterráneo. Esta especie resiste relativamente bien heladas no demasiado intensas, por lo que es la más habitual de las que se plantan en el interior peninsular, donde suelen existir duros contrastes térmicos y pluviométricos a lo largo del año.

Curiosamente el nombre específico de esta especie toma el nombre de un jardín botánico (Hortus Camaldulensis) situado en monasterio de Camaldoli, en la Toscana italiana, cerca de Nápoles, donde se describió por primera vez.

En Australia, de donde procede, su madera tiene numerosas aplicaciones. A pesar de lo que se pusiera pensar, es pesada, hundiéndose en el agua, caracterizándose por el color rojizo del interior del tronco. Se emplea para traviesas de ferrocarril, para la construcción, en los postes telegráficos, para vallados o para piezas en las que es necesario el torneado, habiéndose tratado, también, como materia prima para la elaboración de carbón vegetal.

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 20 de agosto de 2011.El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 20 de agosto de 2011. - Foto: Enrique García GómezSus hojas son muy ricas en aceites esenciales, exhalando un fuerte aroma al ser partidas, y están muy indicadas en aromaterapia como expectorante para fumadores, además de ser un potente inhibidor del olor a tabaco. Las flores no podían ser menos, ya que a través del néctar y con la ayuda de las abejas derivan en una miel apreciada por su sabor y estimada como auxiliar contra los catarros, la tuberculosis y las enfermedades del pecho en general. Además, y por si fuese poco, de la corteza del árbol se extrae una especie de resina que se incorpora a productos medicinales como pastillas para la tos.

Pues bien, esta especie que el ser humano ha convertido en universal también tiene ejemplares presentes en tierras toledanas. El más significativo de ellos estaba en Toledo, en el talud del parque de la Vega, en frente de la puerta de Alfonso VI. Como se refleja en el libro Plantas singulares de la ciudad de Toledo, fue plantado en el año 1940 sobre una inmensa y antigua escombrera. Su grandioso volumen, con una altura de algo más de 20 metros, se debía a que no era un solo ejemplar sino tres pies principales que brotaban prácticamente del mismo punto, junto a otros dos menores a escasos metros. Era sorprendente comprobar su corpulencia cuando vegetaba en un lugar absolutamente inhóspito.

Hablamos en pasado porque desde hace más de un año dejó de vivir. La primera quincena de 2021 vino acompañada de un episodio meteorológico de fuertes nevadas y ola de frío, algo inusual por sus valores, que prácticamente no tiene equivalentes desde que existen registros fiables. Estos eventos generaron un daño terrible sobre el arbolado urbano.

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 7 de diciembre de 2014.El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 7 de diciembre de 2014. - Foto: Enrique García GómezHasta los primeros días de 2021 el nombre de Filomena nos remitía a una joven romana que fue martirizada en el año 202, y nombrada patrona del Rosario Viviente y patrona de los Hijos de María durante el siglo XIX. Aunque, en verdad, a la mayor parte de las personas les sonaba como un nombre de abuela que se dejó de usar hace muchos decenios.

Mira por dónde este nombre tan arcaico se pone de moda tras la festividad de los Reyes Magos de 2021. La borrasca así denominada era la sexta, dentro de aquellas que se consideran de gran impacto o riesgo, que llegaba a España en los últimos meses –la temporada de borrascas se inicia en octubre–, por lo que había que bautizarla con un nombre que se iniciase con la sexta letra de nuestro abecedario. Es ahí donde la AEMET, en el marco del Grupo Suroeste Europeo, participa para dar un apelativo que a buen seguro no se olvidará durante años.

La nevada que cayó en el interior peninsular sucedió, fundamentalmente, durante los días 8 y 9 de enero. Se considera como histórica y excepcional, con un periodo de retorno en muchos lugares de más de medio siglo. Además, lo que es más importante para el caso que nos ocupa, se produjo una ola de frío de 14 días de duración (del 5 al 18) que alcanzó valores mínimos históricos, especialmente el 12 de enero. Durante una semana completa las mínimas en Toledo fueron de -8 ºC hacia abajo, alcanzando el martes 12 de enero los 13,4 ºC bajo cero.

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 10 de enero de 2021.El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 10 de enero de 2021. - Foto: Enrique García GómezEstas intensas y reiteradas heladas acabaron con bastantes árboles en Toledo, todos ellos pertenecientes a especies procedentes de climas algo más cálidos, ejemplares que en muchos casos llevaban decenios y decenios entre nosotros. De hecho, con este evento gélido desaparecieron algunos de los ejemplares vegetales singulares de la ciudad.

Si durante los últimos tiempos hemos visto la desaparición de alguno de los más distinguidos representantes del patrimonio arbóreo toledano por una mala práctica humana, en este caso tenemos que lamentar la pérdida por una causa natural, inevitable. De hecho, el Ayuntamiento ha actuado prudente y adecuadamente. Una vez que pasó la primavera y el verano del año pasado, y se comprobó que el eucalipto estaba totalmente muerto, el 4 de octubre eliminó las ramas superiores para evitar que tronchasen y en su caída pudiesen producir alguna desgracia personal o rotura de bienes o infraestructuras. No en balde, a esta especie se la conoce como 'hacedora de viudas', por la característica que posee de que ramas inmensas se desgarren y caigan sin previo aviso.

Tras las heladas y durante meses estuvo ahí, en su sitio, vigilante y silencioso, sin vida, mostrando su tronco como muestra del poderío que llegó a tener. Pero, acertadamente, el 11 de mayo de este año se optó por su derribo controlado, antes de la naturaleza actuase sin avisar.  

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 30 de enero de 2021.El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 30 de enero de 2021. - Foto: Enrique García GómezDiez años antes, en 2011, este ejemplar sufrió un susto de muerte en el proceso de aterrazamiento del talud que se llevó a cabo durante la primavera, ya que durante los trabajos se produjo la eliminación y maltrato de parte del sistema radical, de manera que se secó un porcentaje de su copa. Aunque, felizmente, fue capaz de superar ese trauma.

Con su muerte y desaparición echaremos en falta a otro de los monumentos vegetales de Toledo. Su talud permanecerá desnudo y huérfano durante mucho tiempo, quizás para siempre. Hablamos de un ejemplar de unos 85 años, pues cuando se plantó en el año 40 ya habían pasado por su pequeño tronco savias de varios años.

Tenemos que aprovechar para recordar que todavía a fecha de hoy no existe, ni parece que haya intención, un catálogo de árboles y arboledas monumentales del término municipal de Toledo, algo absolutamente necesario y reclamado desde diferentes instancias desde hace años.  

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 11 de abril de 2021.El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 11 de abril de 2021. - Foto: Enrique García GómezPor cierto, después de nombrarlo tanto, ¿alguien se había dado cuenta de que eucalipto es de las pocas palabras españolas que contiene las cinco vocales?

Más fotos:

El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 12 de octubre de 2021.
El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 12 de octubre de 2021. - Foto: Enrique García Gómez
El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 2 de diciembre de 2021.
El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 2 de diciembre de 2021. - Foto: Enrique García Gómez
El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 10 de junio de 2022.
El eucalipto de la Vega en una foto tomada el 10 de junio de 2022. - Foto: Enrique García Gómez

(*) Enrique García Gómez es doctor en Medio Ambiente, vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo