Lo confesaba hace un par de días un barón socialista: las manifestaciones de Madrid contra la política sanitaria de Ayuso es un arma de doble filo. No porque estén de acuerdo con las medidas de la presidenta madrileña y sus acuerdos con la sanidad privada para que gestionen varios de los centros públicos, sino porque la comparativa de cifras indican que la sanidad de Madrid se mueve en cifras que en muchos casos son mejores que las de algunas de las regiones gobernadas por el Psoe, y con unas municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, no conviene que lleguen los candidatos del PP alardeando de la situación de la sanidad en sus gobiernos frente a algunos socialistas que cuentan con unos datos que no conviene mencionar. Número de camas por habitante, listas de espera, precio de cada cama, número de facultativos y salarios, funcionamiento de la sanidad pública en los centros con gestión privada, estadísticas y valoración de la OMS sobre la sanidad pública española, a la que consideran una de las mejores del mundo …

Pedro Sánchez se ha subido al carro de esas protestas, en Madrid muy instrumentalizada por el partido de Errejón, Más Madrid, con su líder Mónica Díaz, una médica anestesista del hospital público 12 de octubre, que dejó temporalmente para dedicarse a la política aunque sin renunciar s su sueldo, lo que la obligó a devolver las cantidades que habían recibido. Pidió luego pidió el reingreso en el hospital de forma intermitente para compaginarlo con su trabajo político.

La huelga madrileña, punta de lanza de las que se han producido en otras regiones, tiene unas fuertes connotaciones políticas, más allá de que efectivamente hay que garantizar un funcionamiento impecable de la sanidad pública, que hoy sufre sobre todo déficit de personal. Una de las razones principales es por la falta de nuevas plazas, responsabilidad que recae en el gobierno central, no en los autonómicos, porque es el ministerio el que marca el número de plazas. Asegura que se han incrementado de forma significativa en los últimos años y es cierto, pero continúan siendo insuficiente, queja común de todas las administraciones sanitarias autonómicas. Es la razón de que un gran número de médicos españoles decidan marcharse al extranjero. No solo porque en algunos países reciben un salario considerablemente mejor, sino también, y en algunos casos sobre todo, porque en España no encuentran hueco en el que ejercer su carrera.

Las huelgas de las últimas semanas se están convirtiendo en un problema político de imprevisibles consecuencias. Las comparativas no siempre perjudican a las comunidades regidas por el PP sino que además no hay día en el que no aparezcan testimonios de miembros del personal sanitario que explican que han recibido coacciones e incluso amenazas para que se sumen a la huelga, y lo denuncian con las siglas de los sindicatos y dirigentes políticos que arrecian sus presiones para que acudan a las manifestaciones y no a sus centros de trabajo.

Ya puede andar con ojo la izquierda y, sobre todo el Psoe, partido que gobierna. Porque tiene mucha parte de responsabilidad en la situación sanitaria, y porque además no todos los gobiernos regionales socialistas presentan un cuadro impecable en la gestión de su sanidad.