Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


No tragamos

10/02/2022

Aquí no tendremos Plan de Ordenación Municipal, pero nuestra alcaldesa ha diseñado un modelo de ciudad al estilo Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como, que muchos no estamos dispuestos a digerir.
El urbanismo tolonista ha definido un claro objetivo de su política ficción: los jóvenes. ¿Que no sabemos qué hacer con el antiguo hospital Virgen de la Salud? Pues viene la alcaldesa y propone viviendas para jóvenes. ¿Que la Escuela de Enfermeras está vacía, durmiendo el sueño de los justos sin saber por qué? Da igual, se crea un centro de algo, lo que sea, también para jóvenes. ¿Que se queda vacío el cuartel de la guardia civil? Venga, pisos para jóvenes. Y en el Casco, también.
Aparte de estos anuncios vanos, no estaría mal que la regidora tuviera en cuenta a la totalidad de los vecinos y, a la hora de hacer su dibujo de la ciudad, dejara de fabular, más que nada porque los edificios que se atribuye ni siquiera son de propiedad municipal y, con todo lo que estamos pasando durante esta pandemia, lo que menos necesitamos son ocurrencias huecas para desviar la atención de los auténticos atentados al paisaje y al patrimonio que sí está dispuesta a cometer desde el trono municipal y con la connivencia de otras administraciones. Ahí tienen lo que parece inevitable: la construcción de un nuevo cuartel de la Benemérita en la Peraleda, que se completará con un flamante edificio para la policía local y unas cuantas casitas para que la zona no quede tan deslavazada.
¿Qué esconde el famoso convenio de Vega Baja? Pues parece que lo de siempre: la construcción de unos chalecitos en el antiguo camping del Circo Romano, cuyos terrenos salen a subasta. Y eso que Tolón-Page-Iceta anunciaron que  no se iban a levantar viviendas en esa zona. Debe ser que ya no se acuerdan. Nosotros sí.
Page también tiene lo suyo, sí. Y es que, repitiendo la misma jugada que con el Hospitalito del Rey, se ha quitado de encima el Quixote Crea, donde se comprometió a instalar en 2019, con presupuesto y todo, el centro cultural para el que fue concebido en los remotos tiempos de Barreda. Ahora el presidente ha cambiado de idea, qué raro,  y se lo ha cedido a la Universidad para que instale allí una facultad, lo que difícilmente se entiende, teniendo cerca el espléndido campus de la Fábrica de Armas, con numerosas naves abandonadas que deberían ser rehabilitadas para su uso, en lugar de dispersar la Universidad por barrios. Sin ton ni son.
Otro disparate más para animar nuestra ciudad: un funicular para cruzar el río. Esto, que viene en el Plan de Movilidad Urbana, ya me supera. Como me ocurrió con la tirolina. Primero limpien el río,  señores gobernantes, que vergüenza les debería dar defender cualquier propuesta relativa a esas aguas turbias y espumosas, cuyo aspecto deleznable parece ser cosa de los elfos, que aquí todos miran para otro lado mientras se ríen en nuestra cara.
Pues nada, mientras asistimos a un derroche de ideas que nos abruma, los que pasamos de los cincuenta no seremos el colectivo mimado de las políticas municipales, no nos darán casa ni trabajo, tal vez, pero hay una baza que nadie nos puede quitar: alzar la voz y aguardar a que este grupo de artistas del urbanismo venga a pedirnos el voto. Les esperamos. Pacientes. Con experiencia y memoria.