Castillos de San Silvestre y de Ventas con Peña Aguilera

José García Cano*
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El Castillo de San Silvestre, en Maqueda, perteneció antaño a una villa a la que debe su nombre hoy desaparecida. Y en Ventas con Peña Aguilera se encuentra la llamada Torre del Moro, un enclave defensivo del siglo X y XI

Castillo de San Silvestre de Maqueda (Archivo Diputación Provincial de Toledo).

En la segunda entrega que dedicamos a los castillos de Toledo hace ya unas semanas, hablamos de la localidad de Maqueda y hoy volvemos a este enclave para tratar de la fortaleza de San Silvestre, ubicaba también en el mismo término municipal. Este castillo perteneció antaño a la villa de San Silvestre situada a una legua de Maqueda y hoy desaparecida, la cual en 1192 fue confirmada como perteneciente a la Orden de Calatrava. En 1435 don Álvaro de Luna adquiere San Silvestre como parte de la encomienda de los calatravos. Posteriormente pasaría a la Orden de Santiago, cuyo comendador don Gutierre de Cárdenas –ya habitual en esta sección- sería el que construyese el castillo en el citado siglo XV. Hasta 1529 los duques de Maqueda residieron en el mismo utilizándolo habitualmente y manteniéndolo así mismo en perfecto estado. En las Relaciones de Felipe II se informaba que  el castillo era «fuerte y hermoso por de dentro y por de fuera, de cal y canto… con foso sin agua». Su tipología es muy similar al vecino castillo de Maqueda, teniendo planta cuadrada y permaneciendo en pie tres de sus cuatro lados. Las murallas poseían torres cilíndricas y su coronamiento es muy característico y original ya que posee dobles merlones de mampostería, detalle único en nuestros castillos provinciales. Su puerta de acceso se ubica hacia el este y poseyó puente levadizo sobre el foso que vagamente se puede observar. Aún se conserva un escudo bajo un matacán sobre la puerta de acceso con la armas de los Cárdenas y Enríquez. Se conservan también dos salas abovedadas en el sótano con el mismo perímetro del edificio. Con el tiempo pasaría el castillo y la villa a manos de los duques de Arcos y condes de Altamira. En 1807 compró el castillo don Manuel del Casal y posteriormente el duque de Sevillano. Hoy en día sigue siendo de propiedad particular y está protegido por el Decreto de abril de 1949; se declaró Monumento del Estado en 1931. Como curiosidad, de la villa de San Silvestre solo se conservan algunas casas y su iglesia parroquial, la cual celebra su festividad lógicamente cada 31 de diciembre.
El siguiente castillo es el de la bella localidad de Ventas con Peña Aguilera, denominado en algunos documentos como Torre de los Moros y ubicado en un cerro próximo a la carretera de acceso a la población. Su construcción de mampostería de cal y arena está datada entre los siglos X y XI. Según documentos mozárabes en 1226 el término de Peña Aguilera (hoy desaparecido) y su castillo fueron cedidos a cierto canónigo toledano. Su factura -musulmana posiblemente- se debió al control del paso hacia los Montes de Toledo por estas tierras. Junto al castillo estuvo en origen el poblado de Peña Aguilera y ya en 1576 los vecinos declararon que poseían carta puebla del rey Juan II,  concedida en agosto de 1420 y por la que se les autorizaba a poblar el lugar. Alrededor del siglo XIV el pueblo se trasladaría hacia las ventas que se habían construido junto al camino situado a un kilómetro y medio del castillo y de ahí el nombre actual de la población. En las Relaciones de Felipe II se decía que a tres tiros de arcabuz había una torre que llamaban «de los moros», ya medio caída entonces y sin habitar desde la época en la que permanecía el enemigo por estas tierras, aseguraban los vecinos. Muy cerca del castillo y en el valle donde estuvo la población en un principio, aparecieron una serie de interesantes sepulturas de granito posiblemente cristianas, algunas de ellas de doble cuerpo. Hoy en día nos queda una fuerte torre rectangular de dos plantas y de 7 por 9 metros, con los ángulos redondeados de 1,70 m de espesor de los muros, a la que le falta el coronamiento. Hacia el suroeste existe otra torre más pequeña que se une a la primera con un muro de construcción más reciente. La villa de Peña Aguilera se compró junto al resto de tierras de los Montes de Toledo a Fernando III, con lo cual el castillo quedó en desuso y se fue deteriorando lentamente. Modernamente se incorporó a los bienes del Estado, aunque la finca que lo rodea sí es de titularidad privada.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

Castillos de la provincia de Toledo (XVII)
Castillos de la provincia de Toledo (XVII) - Foto: Ëœ