Emiliano García-Page dijo el otro día en Ocaña que pactar la pena con los delincuentes sí que da motivos suficientes para entrar en la Historia. Se refería a la frase de Pedro Sánchez, días atrás, cuando aseguró que sería recordado en la Historia por desenterrar a Franco. El propio Alfonso Guerra, en Onda Cero, aseguró que menudo mérito el de aquel que desentierra un cadáver. Menos mal que no soy el único que se ha dado cuenta de la vertiente necrófila por la que desfila el presidente del Gobierno. Si hubiera sido el príncipe de Blancanieves, le hubiese dado un beso de tornillo a la medio muerta que se le habrían bajado las medias a los tobillos y la hubiera mandado definitivamente al otro mundo. Salvajes momentos de la historia de la megalomanía.
De toda la rajada de Page el otro día en Ocaña me quedo con este pasaje o anécdota porque define a la perfección al personaje. A Sánchez, claro. Emiliano, que lo ha sufrido en silencio como las hemorroides, lo conoce bien. Ya en el Comité Federal famoso de octubre de 2016, donde estuvieron contenidos y comprimidos todos los vientos que después soltó la caja de Pandora, se veía por dónde respiraba el artista. Después de que la militancia le comprara el grotesco mensaje, la vanidad ya no le cupo en el cuerpo y escribió un libro que comenzaba por el colchón, que es su prolongación más exacta. Sánchez es un faraón de Egipto, el mausoleo de Halicarnaso, las doce tribus de Israel y María la Portuguesa. Todavía no se explica por qué no le votaron todos los españoles y qué coño hace uno de Castilla-La Mancha tocándole los huevos cada día. Cómo está el servicio.
Aunque el PP insiste en que de nada vale decir una cosa y hacer otra, lo cierto es que las palabras de Emiliano han sido un aldabonazo en la puerta, un trueno en las catacumbas, una sirena de madrugada. Los mismos que aplauden hoy a Pedro Sánchez serán quienes mañana le desollarán la piel en cuanto palme. El presidente del Gobierno tiene en su subconsciente dos momentos que no quiere repetir ni en broma. El Comité Federal y cuando Esquerra le tumbó los Presupuestos y tuvo que ir a elecciones. Por eso les da todo lo que piden y Junqueras se ha encontrado con un barato. España vuelve a estar en manos de dos partidos que no son desconocidos en la Historia y quien quiera saber lo que digo, que lea libros de los años treinta y lo que hicieron las mismas siglas entonces. Esquerra fue el primer partido que compró al fascismo italiano los desfiles de camisas negras y el PSOE, la formación que intentó la revolución del proletariado sin éxito, porque estalló la Guerra Civil y fue el bando nacional el que ganó. Pero esta y no otra es la verdadera memoria histórica.
Pedro pasará a la Historia cuatro días, como bien pronosticó Alfonso Guerra, porque ahora van las cosas muy deprisa. Ayuso ha dicho que lo de Page y Sánchez está pactado, porque se les acaba el chiringuito. Yo creo que no es así, porque esto viene de largo, de muy lejos. Hay quien me dice que lo de Page en Ocaña el otro día puede ser el principio de un cambio de ciclo. Cuentan incluso que Emiliano no cogió el teléfono a María Jesús Montero. Los socialistas tienen la palabra y deben ser quienes elijan. Si quieren un caballo loco en el trono y un emperador con el que arda Roma o alguien que prestigie la socialdemocracia y los frutos que ha sido capaz de obtener mediante pactos con el liberalismo. Si los socialistas no lo arreglan, lo harán los españoles.