«Damos generosidad y hemos recibido una agresión tremenda»

J.M.
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Unos 150 vecinos arropan al personal sanitario y de ayuda a domicilio tras el ataque a Rosa y Adela

«Damos generosidad y hemos recibido una agresión tremenda» - Foto: David Pérez

José Luis llegó puntual. De los últimos. A las 12. Frente al centro de salud de Chozas de Canales. Con un andador, hizo un esfuerzo sobresaliente por estar a la hora en un ejercicio de gratitud. Más vecinos impedidos abrazaron ayer simbólicamente a Rosa, la enfermera de toda la vida, y a Adela, la auxiliar de ayuda a domicilio. Ambas padecieron un episodio terrorífico el lunes; el hijo de un usuario golpeó a la primera y amenazó posteriormente con un hacha de cocina a las dos. «¿Qué tal?, preguntó el alcalde, Antonio Antúnez, a Adela. «Bueno, ahí voy», respondió lacónica.

A las 12 en punto, el personal del centro de salud interrumpió el desfile de pacientes para condenar los hechos y arropar a Rosa y a Adela. 'Rosa, estamos contigo', rezaba una de las pancartas. 'Stop agresión', remataba la otra. Los 150 pacientes y usuarios aplaudieron durante un minuto el conciso mensaje leído por Irene, compañera de Adela en el servicio municipal de ayuda a domicilio.

La doctora Pilar Fayos recibió un abrazo emocionado de una vecina, en representación de los 150 presentes en la concentración. «Nuestro trabajo es pura generosidad. Cuidamos del paciente, velamos por su seguridad y su salud. Nos hemos encontrado en respuesta a esta generosidad una agresión tremenda a una compañera», lamentaba en palabras a este diario antes de regresar al centro de salud. Antes, recordó la gravísima agresión sufrida hace tres años por otro médico en Camarena, a menos de 10 kilómetros de distancia. Esta víctima tiene reconocida una discapacidad física y psíquica del 77 por ciento por los golpes recibidos de un individuo absuelto en febrero de este año por la Audiencia Provincial por la eximente de responsabilidad criminal por intoxicación plena.

La doctora expresaba que el personal sanitario está expuesto en el centro de salud, en las urgencias o en la atención a domicilio. «Cuando llegan las agresiones, llegan, independientemente del lugar», apuntaba una médico con una larga experiencia en el servicio domiciliario sin ningún incidente.

«No podemos pasar de aplaudirlas a agredirlas», demandaba el manifiesto de condena leído por Irene y finalizado con un mensaje para ambas: «Rosa, Adela, no estáis solas». Las dos coincidieron por casualidad el lunes, pasada la una del mediodía, en un domicilio habitual. El hijo del atendido propinó un fuerte golpe, sin mediar palabra, a Rosa. Posteriormente, con un hacha de cocina, amenazó a las dos mujeres, quienes pudieron huir por la intervención de un hermano del atacante.

La Guardia Civil de Valmojado montó un amplio dispositivo de localización del autor, quien abandonó el domicilio con el hacha de cocina con el que había amenazado a la enfermera y a la auxiliar. Fue localizado oculto en un camino entre Chozas de Canales y Camarena. Frente a los agentes, el agresor esgrimió el cuchillo de 24 centímetros de largo por 10 centímetros de ancho de hoja. Hizo caso omiso a las indicaciones reiteradas de que lo tirase. En un momento dado, el agresor comenzó a correr hacia el núcleo urbano de Chozas de Canales, pero fue alcanzado por los guardias civiles y detenido. El personal sanitario aprobó el traslado al Hospital Provincial de Toledo para una atención psiquiátrica; mientras, los familiares confirmaban que el hombre de 36 años padece trastornos mentales, pero que no toma la medicación.