Miguel Ángel Collado

Alma Mater

Miguel Ángel Collado


Usos inquietantes de la inteligencia artificial

11/07/2022

Amazon ha anunciado que está impulsando una tecnología que permitirá que su asistente vocal Alexa hable con la voz de cualquier persona. Solo se necesitaría un audio de un minuto para que este asistente virtual imitara con acierto la voz grabada y, por consiguiente, podría reproducir casi exactamente las voces de personas fallecidas con sus tonos, acentos, giros coloquiales gracias a algoritmos que se sirven de la inteligencia artificial.
El anuncio lo ha realizado el vicepresidente senior de la división responsable del desarrollo del asistente virtual de la compañía en Re: MARS Conference, la feria anual más relevante sobre tecnología en el ámbito del aprendizaje automático, automación, robótica y espacio, celebrada en Las Vegas del 21 al 24 de junio afirmando que si bien «esto no puede hacer nada por el dolor de una pérdida sí podemos hacer que los recuerdos permanezcan. Tantísimos, también durante la pandemia, han perdido las personas que amaban. Con esta función les permitimos volver a escuchar la voz de los familiares y amigos desaparecidos». Como muestra del estado actual de esta funcionalidad, se llevó a cabo una experiencia. Un niño preguntó: ¿Alexa, la abuela podría acabar de leerme El mago de Oz? El dispositivo respondió inicialmente con su voz predeterminada pero inmediatamente la cambió a la que parecía la voz de la abuela fallecida.
¿Es posible imaginar una utilización más sobrecogedora de la inteligencia artificial? ¿Y tratar de justificarlo valiéndose de una tragedia que ha matado a millones de personas en todo el mundo y, en consecuencia, ha dejado cientos de millones de sus familiares y amigos lacerados por su fallecimiento?  Pues la idea fascina tanto como impresiona; para unos será una experiencia macabra y para otros asombrosa. Porque se quiere implementar la posibilidad de que el asistente reproduzca un diálogo llegando a formular preguntas al usuario, de tal modo que éste no solamente podrá escuchar la voz del finado sino gozar la ilusión de mantener una conversación con él. Esto no es lo mismo que una grabación de voz o de imagen que permiten recordar algo que ha sucedido y, por ello, ayudan a construir el luto, aquí se trata de crear una relación dialógica que no ha existido en vida del fallecido. Ya había un precedente impactante. En 2020, Joshua Barbeau desarrolló un chatbot (GPT-3) capaz de mantener una conversación con su novia que había fallecido ocho años antes. Todo ello nos sitúa frente a la compleja cuestión de los límites legales y éticos de la tecnología que podría mantener 'viva', trascendiendo los confines de la muerte, a una persona fallecida.
El vicepresidente de Alexa, en el evento citado, habla de la edad de oro de la inteligencia artificial. En realidad, falta muchísimo para que lleguemos a ese estadio. Afirma Hannah Fry que todavía estamos a años luz de crear una inteligencia comparable a la de un erizo; hasta no se ha logrado superar la de un gusano. Y construir el primer modelo computacional integral de Caenorhabditis elegans, un gusano redondo microscópico que con menos de 1.000 células es capaz de resolver problemas básicos como la alimentación, la búsqueda de pareja y la evitación de depredadores, es el objetivo de Open Worm, proyecto científico dedicado a crear el primer organismo virtual en un ordenador pues modelar un sistema nervioso simple es un primer paso hacia la plena comprensión de sistemas complejos como es el cerebro humano formado por unos 100.000 millones de neuronas.
A medida que se hagan progresos en el desarrollo de la inteligencia artificial surgirán nuevos problemas jurídicos, pero mucho más importante es ser conscientes de que en los próximos años cada vez deberemos dar respuesta a dudas éticas crecientemente complejas cuya respuesta no podemos dejar en manos de las grandes compañías.