«Mi ausencia en Sevilla es algo inexplicable»

Jorge Cancho
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Este joven toledano brilló el pasado año en el Circuito del Norte, pese a no clasificarse para la final. Ya sin caballos había ganado el Zapato de Plata, el Ciclo de Promoción de Sevilla y había llegado a la final también de Camino hacia Las Ventas

Villita se prepara ante una temporada que se antoja trascendental. - Foto: Sara Muniosguren

Un novillero que ilusiona de forma especial por sus tierras toledanas pese al poco tiempo que lleva con los del castoreño.

Empecé muy joven en esto, pero no fue hasta 2019 cuando debuté con caballos. Desde entonces tampoco he podido torear mucho por la pandemia y eso es algo que noto, pues cuanto más estoy delante de la cara del toro mejor me veo.

A destacar de la pasada temporada esas dos actuaciones dentro del Circuito del Norte organizado por la Fundación Toro de Lidia, pese a quedarse en las semifinales.

Pues sí, el sueño era entrar en esa final de Santander, pero por milésimas no pudo ser. Una lástima ya que en las fases clasificatorias fui capaz de abrir la puerta grande de las dos plazas en las que estuve anunciado. Lo mejor de todo es que tuve la suerte de competir con los mejores y volver a demostrar, gracias a Dios, como siempre me ha pasado, que estoy a su nivel. 

Se decantó por la profesión debido a que su padre fue novillero, después banderillero y más tarde estuvo vinculado con la Escuela Taurina de Madrid.

Desde que nací he vivido en casa este mundillo. Mi padre llegó a ser novillero con caballos y luego se hizo banderillero. En la Escuela Taurina de Madrid yo ingresé a los 10 años, cuando mi padre ya se había desvinculado de ella. Allí he vivido etapas maravillosas con distintos maestros como Bernadó, Macareno, Tinín, Bote, Joselito y El Fundi; he hecho grandes amistades y he podido torear mucho y ver cómo evolucionaba mi toreo año tras año. 

Imagino que su padre, sabedor de las dificultades del mundo taurino, le dejaría bien claro dónde se metía.

Él sabe mejor que nadie la dureza de esta profesión y por eso no le hacía  gracia que su hijo se dedicara a algo tan complejo. Pero quien lo llevó peor fue mi madre, ya que había pasado anteriormente por lo mismo con mi padre. El caso es que uno y otro me apoyan porque saben que el toreo es mi sueño.

De becerrista, cosechó éxitos en España, pero también en Francia, concretamente en Beziers.

Allí logré mi primer triunfo grande, en una matinal en la que corté dos importantes orejas. No estuvo nada mal que mi bautizo triunfal tuviera lugar en una plaza de primera categoría de la talla de la de Beziers. 

En aquella etapa sin caballos, ganaba el Zapato de Plata de Arnedo y la Final del Ciclo de Promociones de Sevilla. ¡Tela!

Esas dos tardes pueden ser de las más importantes de mi carrera. En Arnedo me hice con el prestigioso Zapato, un triunfo sonado, lo mismo que en La Maestranza, donde tuve que matar tres novillos al sufrir un percance un compañero. Aquel triunfo ante la afición sevillana fue doble ya que además me regalaron de premio un traje de luces. 

Pero la guinda, sin duda, fue el Certamen Camino hacia Las Ventas, en el que llegó a la gran final.

Torear en Las Ventas tiene una motivación extra y aunque sea sin caballos te quita el sueño unas cuantas noches. Es una plaza distinta, en la que todos queremos estar. Entré en aquella final tras cortar cuatro orejas y un rabo en Hoyo de Manzanares con una novillada que resultó complicada, y tras cuajar una gran faena a un magnifico astado de Pablo Mayoral en Burgohondo. En la final, hizo viento y llovió, pero supe reponerme de todas las adversidades y cortar un apéndice, que bien pudieron ser dos. El caso es que la responsabilidad en Madrid se nota. 

Le he escuchado calificar a la pandemia de positiva.

Sí, porque fueron dos años en los que hice muchísimo campo que me sirvió de mucho para continuar  evolucionando, de ahí que considere positiva esa etapa. 

Al inicio de la entrevista hablábamos del Circuito del Norte. Vamos a profundizar en sus dos tardes. 

En Ariza desorejé a un astado que se dejó, pero la novillada no fue nada fácil. Al otro le corté un apéndice y pasé a la semifinal de Moleado, donde me sentí muy a gusto al poderme expresar. 

Apoderado por José María Tejero y Paco Peña. ¿Cómo surgió?

Fue algo inesperado. Una tercera persona les mandó un vídeo mío y al verlo les gustó aquello así que decidimos dar el paso adelante. No tengo duda de que ambos ya están luchando por mí y mis intereses para que algún día pueda cumplir el sueño de mi vida. 

En Sevilla, donde triunfó sin caballos, iba a torear en 2020, pero llegó el covid y se suspendió.  Ahora parece que se han olvidado de Villita. 

Es algo inesperado para mí, dado que allí estaba anunciado el año del covid, tras ser el triunfador del Ciclo de Promoción de Sevilla, y se suspendió. Por lo tanto, lo lógico es que hubiera estado este año, pero inexplicablemente no ha sido así.

Su objetivo es el de llegar a lo más alto, pues el sacrificio es enorme

Así es, por eso la única recompensa posible a tanto esfuerzo es llegar a lo máximo. Y ese es mi sueño, pues en estos año he tenido que renunciar a muchas cosas.

Nunca le ha faltado campo y sé que los Lozano le han abierto a menudo su finca de Alcurrucén

Tengo la suerte  de haber ido mucho al campo como invitado y también de tapia. La familia Lozano siempre me ha dado muy buen trato. Don Pablo me ayudó mucho personal y profesionalmente y ahora sus hijos también y se lo agradezco públicamente.

Sus espejos son Camino, Joselito y Manzanares, de antes, y Morante y Juan Ortega, de ahora

Me identifico con todos ellos ya que mi concepto se distingue básicamente por el gusto, aunque eso no quita que apueste por ser poderoso. Y es que además de buen torero, quiero llegar a ser un torero completo.