El Gobierno de Castilla-La Mancha ya lo hizo. Firmó una auténtica declaración de intenciones cuando al conformar su Ejecutivo decidió incorporar la cartera de Desarrollo Sostenible. Ponía así el foco en una prioridad que es fundamental para un territorio como el de nuestra Comunidad, extenso, poco poblado, y con más del 40% de su territorio considerado forestal. La mayor parte, como es lógico, ubicado en zonas rurales.
Luego unió esos dos intereses, y valores. Lo hizo diseñando una ley pionera en España, la Ley de medidas económicas, sociales y tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla-La Mancha. Más conocida como Ley de Despoblación. Una norma configurada de una manera transversal para que, como ocurre con la igualdad, todos los departamentos y las políticas que emanan de ellos se impregnen de esta sensibilidad y se impliquen en su desarrollo. Una ley que ha servido de ejemplo para todos esos territorios que conforman la «España vaciada», para detener y revertir un fenómeno que está condenando a nuestros pueblos a la desaparición.
Esta semana el Consejo de Gobierno daba luz verde a la actualización de la Ley de Gestión Forestal, para poder así fomentar el aprovechamiento de los recursos del medio natural, y añadir valor a determinadas actividades que se realizan en este medio. Un medio natural que para muchos es ya patrimonio.
Una apuesta por el medio rural y por la lucha contra la despoblación que, por primera vez en Castilla-La Mancha, y también de forma pionera en España, tiene su reflejo en los Presupuestos Generales de la Comunidad, donde se recoge una Memoria de Impacto Demográfico destinada a la despoblación, y que asciende nada menos que al 3,6% del producto interior bruto (PIB) autonómico. Es decir, más de 1.700 millones de euros que suponen casi el 23% del techo de gasto de la región para el próximo ejercicio.
Este jueves Toledo acogió un foro organizado por la Fundación Felipe González que, una vez más, puso en valor los recursos naturales de la comunidad y la importancia de su adecuada protección, conveniente gestión, e inteligente aprovechamiento. No ya solo por preservar un patrimonio único que no puede ser deslocalizado, sino por generar valor en aquellos municipios que los salpican, generando oportunidades y ofreciendo nuevas posibilidades a sus habitantes. Todo un espaldarazo a la política de «conservación y protección de nuestros montes promoviendo su restauración, su mejora y sostenibilidad a través de un aprovechamiento adecuado y óptimo de todos sus recursos», tal y como lo expresó el consejero de Desarrollo Sostenible esta semana, José Luis Escudero.
Lo de este jueves fue sin duda un reconocimiento a esa labor, en la que el medio rural y la masa forestal de la región es considerada como algo más que territorio, algo más que extensión de terreno. Son hectáreas catalogadas como llenas de historia, belleza, recursos, y por tanto de oportunidades para todos los habitantes. El cuidado de hoy será el disfrute de mañana.