Viajar hasta la comarca de Los Montes de Toledo, y recorrer sus campos, permite en épocas como esta descubrir parajes y fenómenos naturales insólitos. Es lo que sucede durante estos días con el arroyo Carabillo, un afluente del río Estenilla que a su paso por Los Alares y Los Navalucillos «repunta» cada año en estas fechas.
Es lo que ocurre cuando llega el otoño, el nivel freático sube, lo que impide la permeabilidad del terreno, y con las primeras lluvias el agua comienza a embalsarse para acabar corriendo posteriormente. A pesar de que las precipitaciones aún no han sido abundantes, han servido para que empiecen los primeros charcos, que con la evolución del invierno comenzarán a correr.
Se trata de un fenómeno habitual, que poco a poco va creciendo, y que se da desde este mes de septiembre hasta que en mayo, con la llegada de la calor, el arroyo se seca.
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De este modo, los cauces fluviales se convierten en un indicador más de que, irremediablemente, vamos camino del invierno.