Caamaño: «La rodilla me hizo palanca y se me dobló entera»

Raquel Jiménez
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El jugador del Soliss Talavera está mas tranquilo pues mejoran las perspectivas de la lesión de rodilla que sufrió tras la espeluznante entrada de Tato, jugador del Cáceres

Momento en que los compañeros de Juli Caamaño ayudan al jugador a incorporarse nada más recibir la fuerte entrada. - Foto: Antonio A. Torres

Juli Caamaño, jugador del Soliss Talavera, se encuentra un poco más tranquilo después de la terrorífica entrada que recibió por parte de Tato, jugador del Cáceres, durante la disputa de la eliminatoria de la Copa del Rey que se adjudicaron los hombres de Juanma Marrube por 2-4. En declaraciones a este periódico, el ala ha señalado que «me siento un poco mejor; pero la noche del martes tenía muy malas sensaciones, mucho dolor y, sobre todo, mucho susto». El viaje de vuelta a Talavera se le hizo muy largo, a lo que se añadió que, «pasé una noche malísima; además, tengo a toda mi familia lejos, y estaba preocupada y sin saber qué había pasado después de ver las imágenes». Afortunadamente, ya ha estado en contacto con sus allegados y «he podido tranquilizarles». De todos modos,  en Talavera se ha sentido bastante respaldado y «muy querido por toda la gente y todos mis compañeros; formé como una segunda familia en Talavera».

Y este miércoles «me levanté con mejores sensaciones y puedo caminar bastante bien». El club ha informado de que «tras las primeras exploraciones médicas, el futbolista podría tener dañado el menisco de la pierna izquierda». Pero restan más pruebas para determinar el alcance exacto de la lesión. «Por lo que me dice el médico, no sería algo tan grave, pero no hay nada confirmado hasta que se haga la resonancia», explica Juli Caamaño. Por tanto, «esperemos que se quede en un susto o que sea lo menos posible». Y todo ello después de que el martes, nada más sufrir la lesión, «salí muy mal y bastante asustado porque en ese momento me dolió mucho». En la acción, «creo que la rodilla me hizo palanca y se me dobló entera, me asusté bastante y en ese instante pensé lo peor».

De la jugada en cuestión el hispano-argentino narra que «recibí un pase y cuando iba a pasar el balón, viene un tren y me atropella. Fue esa sensación». Su grito de dolor silenció el Multiusos 'Ciudad de Cáceres': «Puede ser, aunque la verdad es que no lo recuerdo porque estaba echado en el piso con mucho dolor y se me caían las lágrimas».

Reconoce que «en vivo y en directo no había visto nunca una entrada así y a mí, es la primera vez que me ocurre algo así». Es más, «cada vez que veo las imágenes, se me pone la piel de gallina». Tato, el jugador de Cáceres, autor de la entrada, tras la acción tuvo una actitud chulesca con el lanzamiento de besos al banquillo talaverano: «Le salió hacer eso en ese momento, tendrá sus motivos, pero yo no tengo nada que decirle». Eso sí, al término del partido «me saludó, pero en ningún momento se preocupó por mi estado».

Los colegiados, extremeños, ni siquiera mostraron amarilla al infractor: «Es incomprensible; además, cuando tiene lugar la entrada, el árbitro está a mi lado. Y es para roja directa».