Que las mujeres eran guerreras ya se sabía, mucho antes de que la celebración del 8-M fuera una necesidad para reivindicar lo conseguido y lo que aún queda por lograr. También mucho antes de que la historia fuera historia, ya que en la primera etapa, antes del Neolítico, guerreaban, cazaban y también realizaban pinturas rupestres en las cuevas.

Se desmonta así uno de los grandes mitos de la historia, donde la mujer, también en etapas más actuales, siempre ha sido silenciada.

Este fue uno de los temas expuestos ayer en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Talavera, en la jornada de celebración del Día Internacional de la Mujer, de manos del profesor emérito Benito Díaz, bajo el título 'Las mujeres también cazaban mamuts'.

Las últimas investigaciones fechadas en noviembre de 2020, en Los Andes, plantean una nueva realidad sobre el papel de las mujeres en las tribus antiguas y abre el mundo de la caza, hasta ahora exclusivo de los hombres. Díaz indicó que el descubrimiento de fosas con esqueletos femeninos enterrados con lanzas y hachas, evidencia que la mujer también cazaba para mantener al grupo. «No son utensilios que les hayan podido echar sino que realmente son el sistema que tenían de enterrar a la gente con los utensilios y las cosas que les habían acompañado en su vida diaria», explica. Así, se ha demostrado que entre un 30 y un 50 por ciento de las mujeres eran cazadoras.

También ejercían de amazonas, según revelan las piernas arqueadas, «eliminando el mito de las amazonas de Herodoto» y pasando a ser completamente reales, indicó el profesor.

Pero además de su carácter guerrero, a las mujeres también se les ha invisibilizado en el ámbito cultural, y no solo desde el Renacimiento.

En la Prehistoria, con las primeras manifestaciones artísticas halladas en las cuevas, se invisibilizó que ese arte procedía también de mujeres, ni siquiera nunca se les dio opción de ser las posibles autoras. Fue el arqueólogo Dean Snow quien analizó las huellas de manos encontradas en cuevas de Francia y España, y tras comparar la longitud de algunos dedos, determinó que el 75% de las huellas eran femeninas.

«Las mujeres sí que pintaban, las pinturas rupestres en sus distintas manifestaciones, a lo largo de la historia nos han dicho que no, que solo pintaban los hombres. Esto es clave, en mi opinión, una especie de piedra angular donde se va a ayudar a desmontar todas estas cuestiones», explicó el profesor.

Y es que la mujer ya compartía roles junto al hombre hace miles de años, aunque aún hoy se siga luchando por llegar a esa igualdad real, perdida con la llegada del patriarcado.

paleolítico. Benito Díaz indicó que esta realidad se produce durante el Paleolítico hasta el 12.000 antes de nuestra era, y comienza a cambiar en el Neolítico, con la división jerárquica, del trabajo, y la exclusión de la mujer al hogar, parir y criar a los niños. Antes de esto, añade, «no hubo esa división de trabajo, las mujeres cazaron, pintaron, guerrearon y otras muchas cosas, más de los que nos creemos».

¿Por qué las mujeres han sido entonces invisibles también en la Prehistoria? Díaz lo tiene claro, y la respuesta se encuentra en quién escribe la historia. En su opinión, «la escriben los vencedores, hombre blanco y hemisferio norte, quien impone sus normas y sus relatos», y quien gana también el discurso. Esta situación que ahora se conoce como patriarcado, «y que hoy nos domina», ya funcionaba hace miles de años. Aún así, finaliza Díaz, «hemos evolucionado todos igual, las mujeres son inteligentes igual que los hombres» a pesar de que muchas historias de mujeres sigan siendo invisibles.