Se busca fotos y antiguos monitores de los campamentos

J. Monroy
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Se cumplen 40 años del primer campamento organizado por entidades como El Tajo, Alcántara y La Voz del Barrio y sus organizadores quieren juntarse, comer y quizás sacar un libro

Se busca fotos y antiguos monitores de los campamentos

A lo largo de varias décadas, hasta que dejaron de desarrollarse en 2006, por los campamentos del movimiento vecinal de Toledo han pasado miles de niños. Esta actividad veraniega de las asociaciones de Vecinos El Tajo, Alcántara y La Voz del Barrio, entre otras, más tarde asumida por la Federación de Asociaciones de Vecinos El Ciudadano (colaboraron Asdownto o Ciudades con el Racismo), se ha convertido también en historia de Toledo. También colaboraron, por ejemplo, fue un movimiento muy importante para el momento cuyo recuerdo se quiere sacar ahora a la luz.

Los campamentos de verano se iniciaron nada menos que en 1982, un año de muchos cambios. Se cumplen, por lo tanto, 40 años de su inicio, como le recordó Aurelio San Emeterio a un grupo de personas que, como él mismo, fueron monitores. Esta cifra redonda es la excusa perfecta para organizar una quedada, buscar otros antiguos monitores de las actividades, recopilar fotos antiguas y, quién sabe, quizás organizar una exposición y hasta escribir un libro.

Ya para el 25 aniversario de los campamentos hubo una cena de reencuentro. Ahora, la comida se plantea para el próximo 3 de diciembre, en un lugar todavía por determinar, que bien podría ser La Divergente.

Se busca fotos y antiguos monitores de los campamentosSe busca fotos y antiguos monitores de los campamentosA partir de ahí, los organizadores es recopilar fotografías y anécdotas y tratar de hacer algo con todo ello, quizás un libro, historia de Toledo. Aunque también habría espacio para una exposición. Para todo ello, además del boca a boca, se ha creado el correo 40campamento@gmail.com.

De niña a monitora. Celia Arroyo es un ejemplo de participante en estos campamentos. Comenzó como niña de ocho años que se fue a disfrutar quince días y terminó siendo monitora.

Recuerda Celia que «disfrutábamos mucho, porque estábamos todo el día en la calle, jugando, llenos de bichos. Dormías en las tiendas con tus amigos. Estabas todo el día jugando y los monitores eran como tus padres». Era muy divertido, «quince días como en la selva, en el bosque, durmiendo en tiendas, lavando tu ropa a mano, un desastre, y llegabas a casa y te metían entero a la lavadora, con mochila incluida». En definitiva «estábamos un poco asalvajados». Pero sobre todo, Celia recuerda hacer amigos de otros barrios, «a lo mejor amigos de Santa Bárbara, que para ti, desde el Polígono, era lo más lejos del mundo».

Se busca fotos y antiguos monitores de los campamentosSe busca fotos y antiguos monitores de los campamentosCelia se acuerda de monitores como San Emeterio, Margarita, Rafa Verdú, Antonio Galán o Marcos, no se quiere dejar a ninguno, porque a la postre son amigos. Y de campamentos como Anguita en Guadalajara, Riópar en Albacete, Palancares en Cuenca o El Piélago en Toledo.

En 1991, cuando ella tenía 14 años, comenzó un intercambio con Checoslovaquia. Primero llegaron ellos a Toledo y después fueron los niños de la ciudad para allá. «Tuve la enorme suerte de ser del primer intercambio, junto con otra gente del barrio». Recuerda un impresionante viaje por Checoslovaquia, con el muro de Berlín recién caído, «vivimos todo el camino de ese país». Era un campamento de casi un mes, con viaje en autobús con paradas en diversos países durante tres días, hasta Praga.

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Con 16 años, Arroyo ya era monitora y comenzó a organizar ella, y también a colaborar con los que hoy en día siguen siendo sus amigos.