El Plan del Tajo no goza de unanimidad en los grupos políticos

Jaime Galán
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La mayoría de los representantes políticos locales lo considera un «avance», en mayor o menor medida, pero el contenido del Plan Hidrológico les deja más sombras que luces

El Plan del Tajo no goza de unanimidad en los grupos políticos - Foto: David Pérez

Por muchas esperanzas que todos tuvieran en mejorar el estado del río Tajo, el nuevo Plan Hidrológico no parece convencer a los diferentes grupos municipales que conforman el Ayuntamiento de Toledo. Sea como fuere, todos los grupos coinciden en que el nuevo Plan Hidrológico del Tajo es mejor que la normativa anterior, a excepción de Vox que no lo ve claro, pero por lo demás, ninguna fuerza política ve en este plan la solución definitiva a los problemas que padece el río Tajo.

Comenzando por el punto de vista más negativo, el de Vox, su candidata a la Alcaldía, Inés Cañizares, piensa que el enfoque del Plan es erróneo. Esta argumenta que «la normativa europea habla de  mejorar la calidad del agua, no de los caudales ecológicos» a los que señala «ser un concepto inventado». Por ello, Cañizares aboga por solucionar «lo que realmente preocupa al toledano: la suciedad y las espumas de su río», y propone más inversiones en depuración de las que propone dicho Plan.

Algo en lo que coinciden todos los grupos de la oposición es que si los expertos no están convencidos del contenido de la normativa es porque algo no funciona. Y este es el argumento principal del Grupo Municipal Popular, que con la voz de su portavoz, Juan José Alcalde, alega desconfianza del Plan Hidrológico «porque el PSOE hace lo mismo cada cuatro años; saca la guerra del agua a relucir  y cuatro años más tarde el Tajo está igual o peor». De entrada, Alcalde quiere dejar claro que quiere lo mejor para el Tajo y expone que «ojalá la subida de los caudales traiga mejor calidad del agua» pero insiste en que «si la Confederación Hidrográfica del Tajo, la Cátedra u otras asociaciones expertas no compran la medida, a nosotros nos cuesta hacerlo».

Ciudadanos e IU-Podemos coinciden en otro punto. Ambas formaciones consideran que este Plan viene a dar respuesta a las sentencias incumplidas del Tribunal Supremo con los caudales ecológicos. Pese a ello, tanto Esteban Paños como Txema Fernández lo ven como un pequeño avance que tiene lagunas. En el caso del portavoz de la formación naranja, las dudas del Plan se las deja la «subjetividad» de la interpretación del estado de las masas de agua. Paños teme que futuras decisiones técnicas se tomen por criterios políticos y no técnicos, porque así lo ampare este documento.

El candidato a la Alcaldía por Izquierda Unida ve este plan de cuenca como «un deseo, más que una realidad». Fernández argumenta que ve buenas intenciones en determinadas medidas de la medida, pero ve otras incompatibles que lo hacen ineficaz, como por ejemplo, «que se intenten poner caudales ecológicos mínimos si se olvidan de intervenir en 15 masas de agua de alrededor del Tajo, porque es un único cauce». Pese a todo, Txema Fernández cree que ese deseo del que habla podría ser realizable si se atacara «el principal elemento modificador del cauce, que es el trasvase». Como no lo hace, IU-Podemos cree que el plan no mejorará el estado actual del río Tajo.

Por último, el Gobierno local. La concejala de Medio Ambiente, Noelia de la Cruz, destaca que el documento no presenta modificaciones a lo aprobado en su día y lo describe como «un buen punto de partida, aunque sea insuficiente». Lo argumenta en que el equipo de Gobierno siempre ha tenido como objetivo el final del Trasvase Tajo-Segura y «seguiremos trabajando hasta conseguirlo». Al margen de esta cuestión, De La Cruz valora positivamente otras como el aumento de la inversión en depuración; el avance en fuentes de suministro alternativo con la desalación ó la implantación de los caudales ecológicos.

De una manera política o técnica, el Plan del Tajo ha recibido varias interpretaciones, ahora toca que el lector saque las suyas propias.