El Greco, Toledo y los toledanos

J. Monroy
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El historiador Antonio Casado recoge en un pequeño tomo divulgativo la situación social y cultural con la que se encontró el griego a su llegada a Toledo

El Greco, Toledo y los toledanos

Los jardines del castillo de San Servando han sido el escenario escogido para un pequeño recuerdo al Toledo y los toledanos de finales del siglo XVI y principios del XVII.

El historiador Antonio Casado presentaba este martes su último trabajo, ‘Toledo y sus gentes en el siglo del Greco’, que él mismo define como «una pequeña obra de divulgación acerca de lo que se encontró El Greco cuando llegó a nuestra ciudad, la gente con la que se relacionó, los distintos grupos sociales y las minorías que existían en Toledo; cómo funcionaba la ciudad, sus mercados y plazas, el propio Ayuntamiento, los eclesiásticos, universidad, judíos, moriscos y pícaros». Es en definitiva, un tomo que recoge la situación social y cultural de Toledo de la época.

El Greco, resume Casado, se encontró con una ciudad que hacía poco tiempo que había dejado ser la corte «y que seguía aspirando todavía a volver a serlo». Aunque el rey Felipe ya se había llevado la Urbs Regia a Madrid a la llegada del griego, todavía era una ciudad muy fuerte, que no había entrado en la decadencia que la abordó siglos después, y los toledanos aspiraban a que el rey diera marcha atrás, y la corte regresara, como ya lo había hecho en otras ocasiones. El trabajo de Casado profundiza en los grupos humanos de aquella ciudad.

El Greco, Toledo y los toledanosEl Greco, Toledo y los toledanosEl Greco, para empezar, se relacionó, en el ámbito intelectual, con personas como los hermanos Covarrubias, o humanistas como Pedro Chacón, quien tras conocerlo en Roma tuvo mucho que ver con su llegada a la ciudad. También se relacionó con el politólogo Jerónimo Ceballos; e historiadores como Pedro de Salazar y Mendoza. Todo ello, en una ciudad por la que pasaban escritores como Cervantes o Lope de Vega, con los que quizás el griego tuvo relación.

Pero el libro también aborda cuestiones como la gran importancia que para Toledo tuvieron judíos conversos, «una minoría muy potente», entre la que destacaron personas como Alvar Gómez de Castro o los hermanos Pisa. Respecto a los moriscos, Casado menciona a Miguel de Luna, implicado en varios fraudes históricos, y pese a lo cual no fue expulsado con su gente, por su relación con el rey Felipe. Respecto a los extranjeros importantes de la época, está el francés Diego Sigeo, padre de Luisa y Ángela Sigea, apodadas las toledanas, grandes humanistas.

Finalmente, el historiador aborda el olvidado grupo de los esclavos que había en la ciudad, así como la picaresca y los pícaros de la literatura que en un momento u otro pasan por Toledo.

La idea de Casado ya era presentar esta obra de divulgación, antes de la pandemia, en el castillo de San Servando, como espacio ofrecido por Carlos Rodrigo, su director. Le pareció un escenario espectacular, muy poco aprovechado para las actividades culturales.

Ahora, con la necesidad de espacios abiertos, se ha presentado allí el libro con más motivo, aprovechando sus jardines para un acto público bien ventilado, con un paisaje espectacular del Casco histórico como fondo.