Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Barracones con candil

08/10/2021

El problema no es que toqueteen los sectores que les venga en gana, no es solo un problema para la energía o la vivienda, es un problema para la libertad y la seguridad.
Está claro que si las estatizaciones fueran útiles para la economía, la Unión Soviética hubiera sido un emporio  y los Estados Unidos, Japón o la Europa Occidental hubieran tenido que sucumbir ante esa realidad y ahora todos viviríamos en el paraíso comunista. La realidad fue absolutamente  contraria a eso.
Sin embargo, y pese a esta evidencia, una buena parte de los españoles sigue anclado en esa mentalidad estatista que hace que surjan gobiernos con unas irrefrenables ansias de intervención en la economía. ¿Por qué ocurre esto? Pues porque las teorías igualitarias son preciosas: ‘igualdad’, ‘a cada uno conforme a sus necesidades’, ‘la energía es del pueblo porque el sol y el agua de dónde proceden lo son’ …  no me digan que no les dan ganas de apuntarse… Después la realidad es bien distinta, cuando se desincentiva el esfuerzo irremediablemente viene la escasez.
Con el tema de las hipotecas, con tanto requisito y tanto ataque a la Banca, ya han conseguido que la vivienda sea prohibitiva para los jóvenes, cuando España era uno de los países en que más propietarios de su propia vivienda había. Los progres, incluidos esos jueces tan avanzados que se lucían fustigando a los Bancos, echaron a los jóvenes del mercado de la vivienda. Ahora los ‘boli-progres’ en el poder, les van a echar también del mercado del alquiler.
Siempre que un gobierno, casi siempre progre, se propone tomar medidas a favor de ‘los menesterosos’, me viene a la mente ese capítulo de El Quijote en que un amo estaba azotando al mozo que era su criado. Intervino don Quijote, hizo que lo desataran de la encina en la que la estaba atado, haciéndole jurar al amo que le pagaría lo que le debía. Don Quijote creyó hacer una proeza, pero la realidad es que nada más desaparecer don Quijote, el amo le volvió a atar y le dobló los azotes. Por supuesto no le pagó un solo real.
Esto que le pasó a ese muchacho, nos pasa a la sociedad cuando los gobiernos se meten a redentores. El nuestro, vociferaba contra el precio de la electricidad cuando estaba a setenta euros el Gigavatio, ahora lo tenemos a más de doscientos y, cuando el sector eléctrico necesita de más recursos por los cambios necesarios para suprimir los hidrocarburos en su producción, resulta que la medida que toma el gobierno, es expropiar los beneficios de las empresas eléctricas, con lo que la huida o no venida de capitales para invertir en España, está garantizada.
Me imagino que nuestro progre-pueblo habrá celebrado esta hazaña con subidas en la encuesta de intención de voto para los partidos gobernantes y por eso, no contento con ella, repite actuación con el sector de la vivienda que consecuencia de la paralización de la construcción durante los últimos años, se encuentra ciertamente tensionado en algunas ciudades. El resultado, no lo duden, será el mismo de la electricidad: si reducen la oferta de viviendas con estas normas y aumentan la demanda de vivienda con subvenciones, la carestía está asegurada y quien no pueda pagarlo tendrá como ‘solución habitacional’ un barracón con candil alumbrando. Al tiempo…